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Reseña cuentos

Cuentos de Enrique Jaramillo Levi

Rafael Ángel Herra

Número revista:

8

He conocido al escritor panameño Enrique Jaramillo Levi por medio de sus relatos. Su producción es numerosa y variada, e incluye ensayo, poesía, antologías y textos de promoción cultural. Dentro de esa gama de publicaciones, en que se destaca la cuentística, me referiré aquí a dos colecciones que, según me parece, representan un estilo de contar abierto a formas, a temas y a recursos narrativos que van desde el realismo hasta la literatura no mimética, desde el intimismo hasta los enfoques sociales. También estos libros dan fe del compromiso del autor —si se puede hablar así— con el cuento.


Comentaré primero la colección Justicia poética (publicada por Euned, San José, 2008). Sus 26 relatos tienen algo en común: el narrador mutante, quien no muta solo en la forma de contar. El que habla es personaje de un segundo o tercer narrador sobre el cual cuenta alguna cosa el primero. Este ejercicio de transformación de la perspectiva narrativa se apoya en la manera en que se entrelazan el sueño, la ficción y lo real: a veces sueño y vigilia se oponen, a veces la ficción se apodera de lo real y el sujeto narrado pasa a ser el narrador.


Para decirlo de otra forma, en estos relatos, los juegos de poder entre la ficción, la realidad y las obsesiones oníricas comprometen al narrador: los hechos suceden a su vista o se imponen contra él. El narrador muta cuando, de pronto, pasa a ser otro o, al revés, cuando el otro del que habla resulta ser él mismo. Como consecuencia, el yo pierde la supremacía en el mundo.


Desde el punto de vista estilístico debo destacar que el texto, para marcar las emociones, no recarga la adjetivación, aunque a veces se excusa ante el lector, tal vez sin necesidad.


En el relato que le da nombre al libro, un hombre empieza a describir a otro. Este otro es malvado como el que más. El monstruo ha hecho tanto mal que merece morir. El narrador se mira al espejo, ve que es el otro y le dice:


«¡Hasta aquí llegaste, cabrón! […] y entonces, decididamente —no vaya a ser que renazca de pronto su ancestral maldad— matándome, lo aniquilo». (Levi)


En “El silencio cercano de tu iglesia”, el narrador habla de sus amores cibernéticos con Lorena, a quien conoce solo por esa vía. Lo relatado resulta ser una carta que lee en computadora portátil otro personaje femenino llamado Claudia, mientras vuela rumbo a Florencia. Ahí la espera su tío, el gran cirujano que le va a operar la columna. Claudia/Lorena se ha enamorado de aquel interlocutor anónimo al que llama Nacho. Nacho no sabe nada de su mal ni de su operación. Solo lo sabrá si la operación es exitosa. Después es Claudia quien habla de Nacho y de sí misma con el nombre de Lorena. En su cuento, se ha inventado a Nacho y le ha atribuido sus propias frustraciones. Punto y aparte sigue el relato inicial. Lorena llega a Florencia. Durante el vuelo fantasea amoríos con su tío, que la salvará gracias a una operación casi imposible. Cuando va acabando la historia se revela que quien escribe es el médico, el tío y a la vez el escritor. Ha operado a su sobrina, se ha casado con ella, a pesar del escándalo. Nacho existe, ha leído los correos, se los devolverá para que «el cabrón vea qué hace con la vida».  En este cuento un narrador va dejando su tarea al otro. El lector se da cuenta de ello paso a paso. En cierto modo, los personajes se vuelven  reales y narran la ficción o realidad de los otros (sin que esto se discuta). Sueño, ficción y realidad se hacen trampas. Ni esta ni aquella son seguras. No hay refugio posible. Ni siquiera el ego es firme, pues se fragmenta una y otra vez.


Esta literatura posmoderna recoge una tradición cuyos inicios parten de aquel autor que inventó los trucos de la novela moderna. En el Quijote aparecen ya los recursos del texto en el texto, la locura y la ficción en la realidad, el ego en crisis, las contradicciones del narrador, la multiplicación del narrador para contar un suceso, la escisión del sujeto, etc. Puede decirse que Justicia poética pertenece a esa tradición literaria.


Precedida por el interesante prólogo de la autora panameña Ela Urriola, la segunda colección, Hueso duro de roer (publicada por Uruk, San José, 2021), suma 58 cuentos, incluidos algunos microrrelatos. Echando una mirada al conjunto, lo primero que llama la atención son las formas y enfoques, así como las perspectivas narrativas, aunque esto último con menos énfasis que en el libro citado antes. Algunos recursos vuelven a aparecer, por ejemplo el metatexto, tan rico en posibilidades narrativas, como bien lo mostró Cervantes, para mencionarlo una vez más. También encuentra espacio en este libro alguno que otro topos; pueden citarse los fantasmas, el espejo, el yo frágil o en crisis, la sexualidad y el erotismo con amor y sin amor, y aún con amor perverso. Tal vez estas palabras dichas por uno de sus personajes aludan a un leitmotiv de los temas que explora el autor, aunque no el único:


«Termino afirmando que no pocas veces cuando uno escribe convoca tanto a sus ángeles guardianes como a los más turbios demonios interiores. Desentraña temores y esperanzas, realidades y fantasías. Versiones de sí mismo o de los demás. Fantasmas. A veces todo a un mismo tiempo, dependiendo de la ambición y complejidad de la obra en cuestión». (Levi)


Quiero destacar varios microrrelatos presentes en este libro, así como los cuentos insólitos, entre los cuales puedo citar “El freak”, “No todos los días”, “En el parque una mañana”. En el microrrelato “Incidente” el efecto de sorpresa se vale de lo fantástico. “Mirando la ausencia” muestra la fragilidad del yo como ente autónomo. En el cuento titulado “Transgresión” el autoerotismo es visto como transgresor, pero sin determinación moral.


Con una obra vasta a sus 77 años, Enrique Jaramillo Levi —según me parece— seguirá explorando el relato como universo privilegiado de la inventiva.


Bibliografía:

Jaramillo Levi, E. 2008. Justicia poética. Euned.

Jaramillo Levi, E. 2021. Hueso duro de roer. Uruk.



Rafael Ángel Herra (Alajuela, Costa Rica, 1943)

Autor de narrativa, ensayo y poesía; catedrático de filosofía jubilado de la Universidad de Costa Rica, miembro de la Academia Costarricense de la Lengua, doctorado en Maguncia y profesor invitado en Bamberg y Giessen. Ha realizado varias traducciones al italiano, francés y alemán. Premio Internazionale di Poesia Alfonso Gatto, Salerno.

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