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Aproximacion a En la orilla

Ensayo

Aproximación a 'En la orilla', de Rafael Chirbes

René Peraza

Número revista:

8

Tema libre

En la actualidad leer una novela que rebase las 200 páginas es un ejercicio de perseverancia, paciencia y, quizás, por momentos, de frustración. Teniendo en cuenta que el mercado editorial crece más, el abanico de posibilidades para elegir un libro y leerlo es complicado, ya que a uno como lector le gustaría leer un poco de todo.


En la orilla, de Rafael Chirbes, es un libro denso en su estructura y en su temática. Es de largo aliento, se requiere tolerancia, cierto orgullo y coraje para finalizarlo. En un nivel técnico y estilístico se caracteriza por tener una prosa que no permite descansar al lector; lo envuelve y sumerge en una especie de pantano (como el que aparece en la historia) con la firme intención de que aletee fuerte y rápido en esas tremendas y magníficas páginas.


Chirbes denuncia de una forma eficaz el relato oficial de la Transición y el proceso de amnesia colectiva que vive España durante los noventa y principios de los dos mil[1]; retrata, con bastantes matices y contrastes, a los personajes que escalan en el orden socioeconómico en el país, quienes se convierten, con el tiempo, en protagonistas de la más alta corrupción moral derivada del ansia de poder y de dinero. La crítica literaria española apunta que En la orilla es “la novela de la crisis”, es decir, la novela que se ambienta en el 2008, cuando se revienta la burbuja inmobiliaria:


La radio habla cada mañana del estallido de la burbuja inmobiliaria, la desbocada deuda pública, la prima de riesgo, la quiebra de las cajas de ahorros y la necesidad de establecer recortes sociales y llevar a cabo una reforma laboral. Es la crisis.[2]


El autor no retrata la recesión, sino los valores y la ética de sus personajes en plena crisis, cualidades que se arrastran desde hace décadas. Como observa Velloso Álvarez en su texto “En la orilla, de Rafael Chirbes: Pecios de un naufragio anunciado”, la crisis es el escenario perfecto para que los depredadores devoren por fin a sus víctimas, las mismas que asistieron embelesadas a su propio proceso de engorde y de las que solo quedarán restos de carroña informe tras el banquete.[3]


En la crisis solo se espera lo peor. Esteban, el protagonista de la novela, lo tiene claro; se nota incluso la dinámica darwiniana en el eje social, político y económico donde la crisis es el punto central de los bandos: vencedores/depredadores y vencidos/depredados. Cabe resaltar que el autor no coloca a su novela en función de la economía, más bien retrata los efectos que esta tiene en sus personajes, en la España de la Transición y de la crisis del 2008, desembocando, de este modo, la conducta y la ética corrupta de los personajes de la sociedad española actual. En Chirbes, la crisis es una dialéctica de la degradación en la que las personas, las clases sociales y la democracia van en una escalonada que desciende de forma negativa iluminando detalladamente el statu quo:


La lucha de clases se difuminó, se disolvió, la democracia ha sido un disolvente social: todo el mundo vive, compra y acude al hipermercado y a la barra de bar y a los conciertos que paga el ayuntamiento en la plaza, y todos hablan a un tiempo, las voces mezcladas, [...] no se percibe arriba y abajo, todo está embarullado, confuso, y, sin embargo, reina un misterioso orden; eso es la democracia. Pero, de repente, desde hace un par de años, parece que se palpa la construcción de un orden más explícito, menos insidioso. Es visible el nuevo orden, arriba y abajo, bien claros.[4]


Cada vez es más clara la disparidad, ya sea durante el franquismo, en la Transición, en la crisis del 2008 o, si se permite una lectura actualizada, durante la pandemia del covid-19. Velloso Álvarez sostiene que algunas imágenes que aparecen en la novela, tales como la mendicidad, los desahucios, los cierres de empresas, las deudas y los despidos corresponden a la tesis central de la novela: la acentuación de las desigualdades sociales.


Chirbes comenta en una entrevista que no hay nada que no surja de la historia, las relaciones entre opresores y oprimidos se heredan, y lo retrata muy bien En la orilla. La genealogía de los personajes lo demuestran, se vislumbran a los oportunistas que estafan a la clase obrera, a los que tuvieron padres simpatizantes con Franco, pero que en la Transición pierden intencionalmente su memoria para ascender en la escala social, el banquero que firma las órdenes de desahucio o el caso de Esteban, quien es timado por Pedrós, personaje que crea su fortuna mediante manipulaciones y mentiras.


¿Qué esperar del humano en tiempos de crisis?: “Esperar del ser humano solo lo peor, el hombre, una fábrica de estiércol en diferentes fases de elaboración, un malcosido saco de porquería”.[5]Para algunos, Chirbes es desesperanzador, pero ¿acaso las circunstancias sociales, económicas y políticas no son desesperanzadoras en sí? La historia enseña que en los momentos claves el comportamiento de las personas no es ejemplar.


*


En la novela, Esteban se suicida porque no puede pagar la deuda en la que lo metió Pedrós, el Estado y sus bancos no ayudaron al protagonista en ningún momento, todo lo contrario, aceleraron su muerte y la de su padre. Marta Sanz se pregunta quién mató a Esteban, responde que todos nosotros lo hicimos: el sistema, nuestros valores, nuestra moral, nuestra ética.[6]Esto se rectifica con una noticia que aparece en junio en La jornada, la cual apunta que en promedio se suicidan 34 personas en España como consecuencia del desalojo de vivienda.[7]Las personas, simples números, no son nada: “No nos engañemos, un hombre no es gran cosa. De hecho, hay tantos que los gobiernos no saben qué hacer con ellos. Seis mil millones de humanos sobre el planeta, solo seis o siete mil tigres de Bengala, tú me dirás quién necesita más protección”.[8]


*


Byung-Chul Han observa que la sociedad vive en un exceso de positividad, dicha positividad es cada vez más tóxica e inconsciente. El sistema genera necesidades como comprar ropa de marca, viajar a los lugares exóticos o primermundistas, comer en restaurantes que brinden un cierto estatus, beber un vino que te otorgue categoría, conducir un auto que indique cuál es tu posición social, entre otras cosas. En apariencia el dinero es el vehículo para obtener lo que menciona el autor coreano; sin embargo, en Chirbes se nota que, paulatinamente, la acumulación de riquezas se convierte en el fin último.[9]Esteban cuestiona a la sociedad que describe Han y señala de forma abierta que para acumular riquezas se requiere no tener escrúpulos o simplemente ser oportunista y explotar al otro para obtener un beneficio personal:

Empresarial es una fea palabra en nuestros tiempos, hace un siglo significaba agitación, progresos, ahora es sinónimo de unas cuantas palabras cargadas de energía negativa: explotación, egoísmo, despilfarro.


Resulta difícil desmitificar y cuestionar lo que se aprende con el paso del tiempo, por lo general, se acepta todo sin un filtro o mediación, en cambio, otras veces nos mentimos: nos creemos que tener un estilo de vida como el que aprendimos de Hollywood se consigue de forma honesta, nos motivamos a creer que así tiene que ser y que siempre fue de esa manera. La verdad cuesta mucho:


Lo que mejor soporta el paso del tiempo es la mentira. Te acoges a ella y la sostienes sin que se deteriore. En cambio, la verdad es inestable, se corrompe, se diluye, resbala, huye. La mentira es como el agua, incolora, inodora e insípida, el paladar no la percibe, pero nos refresca.[10]


Por ello, la lectura de Chirbes consiste en cuestionar nuestro sistema de creencias, preguntarse los porqués de la actualidad, del comportamiento humano, observar el relato cruel de nuestra época. Quizás En la orilla es la novela de la crisis porque es momento de descomponer el relato que nos hemos construido, enfrentarnos a una realidad desesperanzadora en la que todos somos cómplices, en la que somos los perpetuadores de la pirámide social injusta, abusiva y violenta en la que vivimos y nos desenvolvemos.


En la orilla es la última novela que el autor publica en vida, no es sencillo el viaje, es duro, más si se tiene un optimismo como el que describe Byung-Chul Han, en el que se aspira a conseguir todo, en el que se cree que esforzándose se alcanzan los sueños. No, Chirbes lo sabía muy bien, en la realidad los sueños no entran. La realidad es como el marjal donde Esteban mata a su padre, a su perro y a sí mismo, es pantanosa, cruda, atroz y cruel. En esa realidad nosotros somos los personajes que desde lejos observamos, inmutables, cómo se hunden los demás.



[1] “Un cadáver arrojado al mar es favor que se le hace al medio, nutriente que mordisquean los peces con sus boquitas frías. Los pecados de los pistoleros —los que llenaron las cunetas de fosas y acribillaron las tapias de los cementerios, los que nutrieron a los peces mar adentros— los absolvió la Transición, al parecer eran pecados veniales, mientras que los pecados contra el medio ambiente no prescriben, no hay juez que pueda absolverlos.” Chirbes, Rafael, En la orilla, Anagrama, Barcelona, p. 45.

[2] Ibidem. p. 14.

[3] Velloso Álvarez, Javier Luis, “En la orilla, de Rafael Chirbes: Pecios de un naufragio anunciado”, Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, Volumen 43 - Número 1, Enero - Junio 2017, pp. 79-97.

[4] Chirbes, Rafael, Op. Cit., p. 246.

[5] Ibidem., p. 160.

[6] Sanz, Marta, “En la orilla: notas de lectura”, Turia: Revista Cultural, no. 112, 2015, pp. 215-224.

[7]Tejada, Armando G., “Registran 34 suicidios semanales en España por desalojo de vivienda”, La jornada, México, junio 2021. Obtenido de: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/06/15/mundo/registran-34-suicidios-semanales-en-espana-por-desalojo-de-vivienda/

[8] Chirbes, Rafael, Op. Cit., p. 45.

[9] Han, Byung-Chul, La sociedad del cansancio, edición digital.

[10] Chirbes, Rafael, Op. Cit., p. 161.



René Peraza Gamón es originario de la ciudad de Zacatecas, México (1995), ha publicado en diversos espacios culturales, desde críticas literarias hasta narrativa. Se ha desempeñado como editor de textos académicos, redactor de discursos políticos, copywriter en empresas de publicidad y docente a nivel universidad de materias como redacción, comprensión lectora, estrategias de aprendizaje y comunicación oral y escrita. Terminó sus estudios en Letras por la Universidad Autónoma de Zacatecas, fundó una empresa dedica al marketing, FOCUS, y actualmente cursa su posgrado en la Maestría de Investigaciones Humanísticas y Educativas (UAZ).

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