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Cavamos una tumba en los aires

Ensayo

Cavamos una tumba en los aires: aproximación a “Todesfuge” de Paul Celan

Aitana Samaniego

Número revista:

4

Tema libre

"Todesfuge" (Fuga de la muerte) de Paul Celan fue un poema escrito después de 1945. El joven de 24 años acababa de regresar a su ciudad natal después de haber permanecido en un campo de trabajo rumano, sin sus padres, que habían perdido la vida. Esta traumática situación con sus imágenes opresivas forma el punto de partida de la famosa "Todesfuge" de Celan.


El letrista probablemente recibió inspiración para su trabajo de un poema escrito por su amigo Immanuel Weissglas. Basado en este, se desarrolla una especie de competencia poética entre los amigos, que finalmente conduce a  "Todesfuge". Inicialmente titulado "Der Todestango" (El tanto de la muerte), el poema fue la primera publicación de Celan en 1947 en traducción rumana en la revista Contemporanul (Baumman, 1986). Un año más tarde, "Todesfuge" se publica  —ahora en alemán— en la colección de poemas de Celan Der Sand aus den Urnen (La arena de las urnas). Sin embargo, no fue hasta que el poema fue integrado en el volumen de 1952 Mohn und Gedächtnis (Amapola y Memoria) que se hizo ampliamente conocido.


"Todesfuge" no es un poema sobre Auschwitz, como se ha supuesto a menudo, sino un texto que conmemora a las víctimas de los campos de exterminio nazis. En sus imágenes, el poema evita la recreación directa del exterminio y, en cambio, intenta crear una conciencia de los inimaginables acontecimientos; para esto, se esboza una línea de continuidad entre la civilización altamente desarrollada y la bestialidad bárbara, así como repetidamente se torna sensible el inconmensurable sufrimiento de las víctimas. “Todesfuge” es más que una historia individual, es la voz de un pueblo que buscaba mantener abiertas sus heridas, remitiendo a un pasado olvidado que, para ellos, siempre será parte de su  presente y futuro.


“Schwarze Milch der Frühe wir trinken sie abends

wir trinken sie mittags und morgens wir trinken sie

nachts

wir trinken und trinke

wir schaufeln ein Grab in den Lüften da liegt man nicht eng

Ein Mann wohnt im Haus der spielt mit den Schlangen

der schreibt

der schreibt wenn es dunkelt nach Deutschland dein

goldenes Haar Margarete

er schreibt es und tritt vor das Haus und es blitzen die Sterne

er pfeift seine Rüden herbei

er pfeift seine Juden hervor läßt schaufeln ein Grab

in der Erde

er befiehlt uns spielt auf nun zum Tanz”


“Leche negra del alba la bebemos de tarde

la bebemos de ocaso y de mañana la bebemos de

noche

bebemos y bebemos

cavamos una tumba entre los aires allí se yace cómodo

Vive un hombre en la casa que juega con serpientes

él escribe

escribe cuando cae la noche en Alemania tu cabello

dorado Margarete

lo escribe y luego sale de la casa y brillan las estrellas

le silba a su jauría

le silba a sus judíos pide que caven una tumba

en tierra

nos ordena tocar hasta bailar”


El poema inicia con la mención de una “leche negra”, que es consumida por el "nosotros" lírico mientras un hombre —supervisor alemán— se mantiene vigilante y dando órdenes. La "leche negra" juega un papel crucial. Como se observa, el contraste es particularmente llamativo: mientras que la palabra "negro" se asocia generalmente con nociones como la muerte, el luto, el peligro y la oscuridad; "leche" se vincula más bien a los conceptos de alimento y vida; y, por supuesto, la blancura de esta se encuentra relacionada con la pureza. A través de este oxímoron, la leche también adquiere una connotación amenazadora, incluso mortal, al ser parte de la rutina diaria de la voz lírica. Mediante esta compulsión de repetición que, al mismo tiempo, provoca cierta monotonía —arraigada seguramente en la vida de los internos del campo—, se invalida incluso el toque positivo del término "mañana", comúnmente asociado con el comienzo, la frescura y la vitalidad. Otra evocación del nosotros lírico remite a la creación de una tumba en el aire. Esto se refiere a los crematorios, donde uno se encuentra "no demasiado cerca"; es decir, de una forma ilusoria es posible la liberación del encierro, dejando atrás el confinamiento en el campo de la muerte.


En medio de esta escena, está el hombre, el guardián del campamento. Este individuo se erige como una figura de los opuestos. Por un lado, más allá del implacable asesino, Celan no duda en mostrar su lado humano a través de la escritura de cartas a su amada, Margarete, quien encarna no solo la típica imagen idealizada de una mujer aria, sino también la amante inocente del hombre, que tiene una conexión con la patria y así despierta doblemente el deseo de estar con ella. El supervisor es, además, un ser que escribe con nostalgia, vive en una casa y tiene ojos para las estrellas. Por otro lado, cuando el hombre deja de escribir, se dispone a salir de su hogar  y, bajo el estrellado cielo, su lado más temible lo insta nuevamanete a silbar a sus judíos, con el objetivo de que caven su propia tumba en la tierra.


“Er ruft stecht tiefer ins Erdreich ihr einen ihr andern singet und spielt

er greift nach dem Eisen im Gurt er schwingts seine Augen

sind blau

stecht tiefer die Spaten ihr einen

ihr andern spielt weiter zum Tanz auf “


“Él grita caven hondo los otros canten toquen

él empuña el acero del cinturón lo blande sus ojos

son azules

ustedes claven hondo con las palas los otros

continúen tocando hasta bailar”


En sus órdenes a los judíos, se destaca el contraste entre aquellas que conminan al baile y las otras que instan a cavar. En este punto, me atrevo a suponer que Celan también está hablando aquí de sus propias experiencias en el campo de trabajo. Posiblemente, este afán del guardián porque los judíos bailen pueda hacer alusión a la danza de la muerte, aunque, desde otro ángulo, podría también referir a los trucos utilizados por los nazis para encubrir los campos de concentración. En muchas ocasiones, los extranjeros no eran conscientes de lo que pasaba dentro de estos establecimientos por la forma en la que se hablaba de estos. Así, de una forma análoga, la música en el poema está destinada a distraer al lector del contexto real del crimen.


Además, es importante destacar el juego entre el hombre y las serpientes. Estos animales han sido considerados por una larga tradición cultural como un símbolo del mal, vinculado con el pecado y la reprobación de Dios —esto tomando en cuenta las referencias religiosas que siempre se encuentran presentes en las obras del poeta—. También, es posible asociar la forma de este animal a la letra <<S>>. Si consideramos el uso del plural utilizado al referirse a este reptil en el poema, inferimos que este puede sugerir la referencia a las SS: el hombre, los prisioneros y los campos de exterminio.


En lo posterior, la crueldad del supervisor se hace especialmente clara. No solo explota a los internos, sino que al mismo tiempo los amenaza blandiendo un arma. Los mencionados ojos azules por un lado aclaran esta imagen de crueldad fríamente calculada, que se funde con el blanco de la leche que se debe beber; por otro lado, aquí subyace de nuevo la referencia al ideal ario.


“Er ruft spielt süßer den Tod der Tod ist

ein Meister aus Deutschland

er ruft streicht dunkler die Geigen dann

steigt ihr als Rauch in die Luft

dann habt ihr ein Grab in den Wolken da

liegt man nicht eng”


“Él grita toquen más melodiosa la muerte la muerte

es un maestro de Alemania

él grita toquen más oscuro los violines entonces

subirán al aire como el humo

entonces una tumba tendrán entre las nubes allí se

yace cómodo”


La personificación de la muerte como "maestro de Alemania" se refiere al sistema de los nacionalsocialistas, en el que los hombres se arrogan la responsabilidad de decidir sobre la vida y muerte de otros, situándose de este modo al nivel de Dios. Las expresiones: "subirán al aire como humo",  "cavamos una tumba entre los aires", que son ecos de la frase marcada al inicio del poema: "entonces una tumba tendrán entre las nubes", muestran de manera clara lo ocurrido en los campos de exterminio; pero sobre todo señalan la tendencia a ver la muerte como redención. Esta muerte —que como maestro— mantiene  el arma apuntada hacia los internos mientras cierra uno de sus ojos. El disparo preciso garantiza una muerte menos dolorosa que el destino de las cámaras de gas. Asimismo, está claro el deseo de los reclusos de ser liberados de su destino, liberados de su Dios.


“Schwarze Milch der Frühe wir trinken dich nachts

wir trinken dich mittags der Tod ist ein Meister

aus Deutschland

wir trinken dich abends und morgens wir trinken und trinken

der Tod ist ein Meister aus Deutschland sein Auge

ist blau

er trifft dich mit bleierner Kugel er trifft dich genau

ein Mann wohnt im Haus dein goldenes Haar

Margarete

er hetzt seine Rüden auf uns er schenkt uns ein Grab in der Luft

er spielt mit den Schlangen und träumet der Tod ist

ein Meister aus Deutschland

dein goldenes Haar Margarete

dein aschenes Haar Sulamith”


“Leche negra del alba te bebemos de noche

te bebemos ahora a mediodía la muerte es un maestro

de Alemania

te bebemos de tarde y por el día bebemos y bebemos

la muerte es un maestro de Alemania sus ojos son

azules

te alcanza con su proyectil de plomo te alcanza con

su buena puntería

vive un hombre en la casa tu cabello dorado

Margarete

le silba a su jauría nos concede una tumba sobre el aire

él juega con serpientes y sueña ya despierto la muerte

es un maestro de Alemania

tu cabello dorado Margarete

tu cabello cenizo Sulamit”


Los dos últimos versos muestran a Margarete y a Sulamith como aquellas figuras que encarnan a la amante. Sin embargo, mientras que el ideal de esta Margarete aria se asocia con la prosperidad y encarna al pueblo de alemán, Sulamith, con su cabello opaco, representa el sufrimiento de los reclusos. El uso de estas dos mujeres en el poema no remite a la síntesis de este, sino a dos caminos paralelos que nunca se llegan a encontrar por completo. Así, este contraste permite que el poema se yuxtaponga en un doble discurso cuyo choque da origen a la poética de Celan.


En el momento del disparo, a Sulamith, la judía, no se la nombra, aunque la bala la mata a ella; la víctima es la madre del poeta, la «hermana» de los poemas, designada aquí por el pronombre «tú» (en este caso «dich»). […] El hombre se ha quedado solo en casa, con su amor germánico, Margarete, como única compañía, y su disparo no ha fallado. (Bollack, 2005, p. 37)


La muerte de la judía simboliza el exterminio de sus compatriotas y, al mismo tiempo, ofrece un cuerpo para las tumbas cavadas. Margarete se mantiene alejada, su mirada rehuye la situación de los campos desde donde el hombre le escribe cartas. El exterminio se visualiza entonces como una acción que debe realizarse de manera fría, sin espacio para la cavilación de quienes tienen entre sus dedos el gatillo.


Por último, es preciso destacar la estructura del poema. Como se observa, la obra consta de ocho estrofas irregulares que, en su mayor parte, no poseen rima. Asimismo, la falta de los signos de puntuación da la impresión de que se han encadenado pensamientos que se vierten en el sin sentido. Aquí, los temas principales yuxtapuestos —el comportamiento del hombre y la absorción de la leche negra— se subdividen una vez más en temas secundarios, —el papel de la serpiente y la mención de las dos mujeres— que refuerzan el sentido del contraste. En consecuencia, la estructura del poema muestra un alto grado de complejidad, el cual encaja con la organización del exterminio de los judíos en la Alemania nazi. De esta forma, el poema de Celan se establece como un canto a mitad de un  incendio, en el que el lector puede vislumbrar las columnas de humo de los campos de aniquilación. Es una “poesía gris de arena; música del señorío de la muerte (la muerte es un maestro de Alemania) y desde allí, pero solo desde allí, y a veces, música de vida, canto de esperanza, luz de las estrellas” (Echagüe, 2007, p.3).


En conclusión, cabe señalar que el poema es particularmente llamativo al presentar el contraste entre el hombre que ordena cavar la fosa y aquellos que serán enterrados en ella o entre el perpetrador y la víctima. Las propias experiencias del autor parecen haber sido incorporadas fuertemente en el poema, aquellas que se llevaron la vida de sus padres. Puede que el lector casual no comprenda plenamente el significado de este poema, pero aquel que lo examine de cerca verá en él la angustia que causa una muerte anhelada por ser una promesa de salvación. Así, el poema suena casi como una plegaria, cuya explicación no es reserva de ningún dios, como tampoco lo es de los verdugos.

Referencias
Baumann, G. (1986). Erinnerungen an Paul Celan. Suhrkamp.
Bollack, J. (2005). Poesía contra poesía. Trotta.
Celan, P. (2016). Obras completas. Trotta.
Echagüe, H. (2007). Una aproximación a la lírica de Paul Celan. Tópicos Revista de Filosofía de Santa Fe. (15), 77-86.

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