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El silencio del canto las sirenas y el Ulises de Franz Kafka

Ensayo

El silencio del canto: las sirenas y el Ulises de Franz Kafka

Anita Palán

Número revista:

3

Tema dossier

“Escucha ese fino ruido que es continuo y que es

el silencio. Escucha lo que se oye cuando nada se hace oír”

-Paul Válery



Franz Kafka escribe “El silencio de las sirenas” en 1917. Este relato corto es el resultado de la resignificación del mito clásico de Ulises y las sirenas. La transformación o metamorfosis se establece al anular o al volver inoperante al canto de las sirenas, con lo cual transgrede la referencia clásica y lo que se obtiene como resultado es una mutación silenciosa.


El origen


Para empezar, es necesario retornar a la versión original del mito que pone en escena a las sirenas, cuyo núcleo radica en las voces. En la Odisea, atribuida a Homero, en el canto X, Circe advierte a Ulises que debe obturar con cera los oídos de sus compañeros y que él debe atarse de pies y manos al mástil de su embarcación, pues solo de esta forma puede escuchar los cantos. Así lo hace Ulises en el canto XII, resiste aferrado con cuerdas y con el corazón a punto de salir de su pecho hasta que los cánticos cesan. Las voces melódicas de las sirenas tienen el don del saber, quienes las escuchan se alejan contentos con el conocimiento infnito. Por lo que el héroe recibe esas dulces voces con anhelo.


Otra referencia clásica del mito se muestra en Las metamorfosis de Ovidio. Como su título mismo postula: «metamorfosis», se advierten diversos cambios a lo largo de la reescritura de la fuente originaria. En el libro V, verso 550, se detalla la transformación de las sirenas; en un inicio tenían plumas, patas de ave y rostro de doncella. Sin embargo, por su deseo de posarse en las olas del mar, sus alas se convirtieron en remos, aunque subsistió su capacidad de cantar. Es así que la voz y el canto que acarician los oídos se mantuvieron para deleite de quien gustoso las escuchara.


La resignificación silenciosa


Las mutaciones o metamorfosis son propias de la narrativa kafkiana. En el caso de las sirenas, el autor les arrebata su mayor cualidad: la voz. Sin embargo, el silencio puede ser elocuente: “Las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio” (Kafka, 1917). A pesar de que el canto se apague, su lenguaje corporal es suntuoso; entonces se da apertura a una nueva forma de comunicar: el cuerpo. Pero la expresión corpórea no tiene como fin la seducción, como era el caso de los cantos. Así, Ulises no obtiene lo que busca y solo encuentra un desafío sumido en el silencio. Al verse involucrada la ausencia de la voz, el juego de la posesión desaparece, pues ninguno sabe con exactitud cómo llegar al otro. Las sirenas, estratégicamente, no buscan nada de Ulises; al igual que no desean maravillar con sus cantos y conocimientos al héroe. Estas criaturas no quieren que él las posea, tan solo anhelan herirlo por no ser correspondida su ambición de ser escuchadas.


No obstante, la perspectiva de Ulises es diferente. Pese a que estos seres mitológicos no emiten sonido alguno, sus cuerpos y miradas hablan; esto Ulises lo interpreta como parte del canto gestual y lo sume en una suerte de paradoja: él cree, extrañamente, escuchar un canto compuesto de silencios. Más aún, la paradoja se intensifica al asumir el movimiento de los cuerpos como una acción de habla. Entonces, la comunicación se interrumpe al no comprender qué se quiere transmitir; esto lleva a que los personajes se sumerjan en la duda, aun si no saben que caen en ella.


Al final, el relato de Kafka ahonda la duda que pesa sobre la figura del héroe. En el último párrafo, se señala que, gracias a su astucia, Ulises, quien hace de su fama un escudo, se protege de los olímpicos en su larga travesía, pues dice que escuchó el mágico canto, cuando no lo hizo. ¿Cómo saber si de verdad lo hizo o no? Esta duda provoca una grieta que lleva a una nueva metamorfosis del mito original. Kafka nos abre a un dilema que perdura en la conciencia: Ulises ¿héroe o el farsante?


La metamorfosis del canto


Maurice Blanchot dedica un capítulo al silencio de las sirenas en su obra El libro por venir, obra en la cual se postula una relación entre el canto real y el imaginario. El canto real resulta ser la referencia clásica y el imaginario, el que se crea en el relato kafkiano. La transformación del canto no solo se evidencia en la reinvención del mito original, sino que la voz se anula y se convierte en silencio. Así mismo, la sordera de Ulises es un eje para desatar la transformación de las sirenas en aquello que el canto calla:


"La actitud de Ulises, esa asombrosa sordera de quien es sordo porque oye, basta para comunicar a las Sirenas una desesperanza hasta entonces reservada a los hombres y para transformarlas, por esa misma desesperanza, en bellas doncellas reales, por una vez reales y dignas de su promesa, capaces, pues, de desaparecer en la verdad y la profundidad de su canto." (Blanchot, 1969)


La desesperanza se da cuando Ulises espera el canto y las sirenas no se lo conceden. De esta manera, se presenta una reformulación del canto en silencio y se da apertura para que la parte proxémica protagonice el relato. El Ulises de Kafka decide, a pesar de no escuchar ninguna melodía, contar la falsa hazaña. Es en este punto donde se presenta el enigma del farsante una vez más. Ulises no sería el héroe venerado por la historia y la literatura si no hubiera escuchado esas voces melódicas. Igualmente, las sirenas no tendrían la fama que se les otorga si el viajero hubiera transmitido el silencio y no los supuestos cantos.


Por lo tanto, la resignificación del mito clásico que nos presenta Kafka está envuelta en el silencio y la duda. El Ulises del relato kafkiano utiliza su astucia para enaltecer su fama, pero esto lo lleva a mantenerse en la encrucijada entre la verdad y la mentira. La narrativa kafkiana revoluciona lo ya conocido y ahonda la incertidumbre que consiste en tener fe sin creer en lo que ya está escrito. “El silencio de las sirenas” brinda otra perspectiva del mito, que se abisma en el silencio del canto.

Blanchot, M. (1969). El libro por venir. Trotta.
Blanchot. M. (2006). De Kafka a Kafka. Breviarios.
Corbin, A. (2019). Historia del silencio. Acantilado.
Kafka, F. (2003). Cuentos completos. Valdemar.
Homero. (1993). Odisea. Gredos.
Le Breton, D. (1997). El silencio. Sequitur.
Ovidio. (2003). Metamorfosis. Gredos.

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