Cosas que pasan
frente al espejo sobre
el recipiente con agua
Matías José Morales
Número revista:
8
LINGUO
Las palabras son el mejor
método para expresar sombras. Impresiones
vagas del pack con fotos en pelota
y olores a fritanga. En un universo donde
el tejido se dilata por el calor de los dedos
al entrar, las naves deben cultivar
tomates en el espacio acondicionado
para sopesar el frío del invierno. La tierra:
una esfera virtual llena
de palabras eyaculadas
sobre la cara. Si la distancia es equivalente
a todo, las palabras no tienen sentido
en el sonido de tus ideas. Un pensamiento
es instrumento para reventar la chapa
que un hombre puso sobre tu lengua
al conocer la rima. Los movimientos
de rebeldía que hay bajo tus axilas me provocan
seguir excavando en tu pecho y copiar
la perfección en la pose del cisne negro.
Ya no sé si volverás a decir las palabras
necesarias para que alguien te quiera, tal vez
si quito arrugas sobre ropa nueva,
un pez dorado en spin caiga del cielo
contento en tu boca.
GÉNESIS I & II
Pienso que el origen del cosmos
se dio en un filamento de metal
que junta las caras internas de tu organismo
autómata de carbono y moléculas con dolor.
Que de la luz nació
el dios de las ampolletas:
un ser castigador
colgando víctimas como recuerdo.
En mi debut discursivo te arrojé palabras
igual que espadas en un show de varieté
con la esperanza de truncarte la carrera
y partir tu frente por la mitad.
Soy el ser cruel
compuesto por los mismos átomos
que el dimetilmercurio
que las hojas de la adelfa
que el tiburón blanco
que el ejército de la OTAN
que la sisa
que la botulina al paralizar la empatía
que la mordida del dragón de Komodo.
Y las ampolletas sacrificadas generan
luz necesaria, así puedes verme dañado.
Después de todo
tenemos el mismo dios.
¿CÓMO ME VEO?
“Me molesta esa gente poco seria
que le teme al ridículo
usando el fundamento de que han pasado los años”.
Si fuera por eso, las piedras quedarían secas
por tanto llorar
y no por la presión de soportar
viajes pagados, sartenes llenos con grasa
ocultos en muebles
de amigos veganos.
Ser impulso
es lo que pidió Adolfo de Jesús Constanzo
a su maestro ascendido, antes de escribir
los versos con los que comienza
este poema.
El flash de las cámaras por aquel entonces
fue pensado
para simular el salir de la vagina
en violento destello.
Ruidos y aplausos
simulan cariño.
Un sintético y preservado
alimento para asesinos modelos, algo similar
al escenario pabellón
que recibe a invitados recién llegados
y adictos a leerse el tarot
con cartas de cobranza
basadas en la necromancia.
El mago
invoca usando su güija
pocas semanas después
un muerto
se presenta
ante él.
VÉRNIX CASEOSO
Una capa de mucosidad
recubre la inocencia
y te defiende de metáforas
que sangran como las encías de Murphy
el saxofonista.
Tu venida al mundo fue esperada por todos.
Eso a nadie le importa. Solo interesan
cadenas de aminoácidos en el aire
de cualquier capital del primer mundo.
Usa tus pestañas, detén el mal
y corroe lo que la sal perdona.
De esa manera, acomoda estructuras dismórficas.
Salva de la muerte
a millones de gatos bebés
ellos merecen ser fotografiados.
KYNIKOS MODERNOS,
YA NO QUEDAN
COMO ANTÍSTENES
Muero de gusto al verte, me entrego al suelo.
Comer cosas crudas
me enseñó
el valor de astros en el universo, la fuerza
centrífuga moviendo sangre.
El tránsito al correr
de mis pelos en noches frías
bajo un auto usado, me dejó
ideas fijas
en el esqueleto: “Somos lobos bautizados
bajo el mandato de dos perros vagos”.
Almas ofrecidas
en una venta de garaje/indie/rock.
El agua corriendo por la orilla del camino
marca una hora
con su cola.
Vibro anécdotas con el cuerpo.
Historias felices
en las cuales el que abandona soy yo.
Y de fondo suena The Strokes.
COSAS QUE PASAN
FRENTE AL ESPEJO SOBRE
EL RECIPIENTE CON AGUA
Una gota de sangre se revienta
contra cerámica blanca.
Dos caras conocidas miran sus reflejos
en el filo del puñal.
Antiquarks, partículas mensajeras.
Supergravedad de la dimensión superior
—antimateria— espuma cuántica.
Los muebles retienen
el polvo de ayer. La culpa
en el hígado del que evade.
Penetrar orificios usando los dedos
equivale a buscar soluciones
en la basura de Ted Bundy
el hombre que se atoró con sus dientes.
Fue testigo de la transición del mimbre
y el nacimiento del roble.
Contempló
los ojos de un gato
hermoso hasta las lágrimas.
El hombre se convirtió en el sol
y bajo luz cálida del atardecer
desapareció en el agua.
Matías José Morales (Talca, Chile, 1988). Licenciado en Ciencias Sociales y Psicólogo Comunitario por la Universidad Arcis (CL). Es plomero de oficio. Sus poemas han sido publicados en revistas especializadas de diversos países, tales como Chile, Argentina, Perú, México, Venezuela y Puerto Rico. El 2021 publicó Polución Nocturna con la editorial Buenos Aires Poetry, su primer libro.