DOMINGOS ROMANOS
Idiel García
Número revista:
4
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA PISCICULTURA
En mi familia hay un piscicultor
tiene en la sala de su casa
una gran pecera de vidrio
donde peces de muchos colores
se multiplican como emigrantes
él, que nunca ha sido un buen padre de familia
—en lo que se parece bastante a algunos peces—
compra bolsitas de pienso para alimentar
a los golfis tiene un vibrador en la pecera
cuya función es oxigenar el agua turbia
de estos roñosos tiempos modernos
—si al menos pudiéramos con un vibrador,
dice su vieja esposa,
oxigenar el aire de la casa,
otro gallo cantaría—
pero no canta el gallo
y los peces siguen en sus quince
moviéndose estoicamente entre los vidrios
sin reparar en nada, multiplicándose
como el milagro de la falta de pan
hay a quien los peces le abren rumbos nuevos
a veces un pez puede salvarte
he visto a las mujeres de muchas familias
en las mañanas de los días tórridos
con su cesta vacía bajo el brazo
regresando a la derrota del hogar
para desmigajar
en la vieja agua de una pecera
su medio pan del día.
DOMINGOS ROMANOS
Los hombres van a las vallas los domingos
dan rienda suelta a su mala voluntad
sacan sus muchas herrumbres
y las derraman luego sobre el prójimo
juegan al póquer arrodillados
bajo el ceibo en el que antiguos muertos
/buscan reposo
clavan las duras estacas en el suelo
lleno de blancas piedras impuras
y tejen a su alrededor un círculo de muerte
copia del circo romano
los hombres van a las vallas los domingos
/acompañados de su miedo
por eso se exorcizan de viejos temores
que no superarán aunque se engolen en la masacre
todo su frenesí parece un juego
y es de veras el juego del vacío
que se mete en la vida tan adentro
/que no puede llenarse
sino con el vicio cobarde de la guerra
o de la sangre inocente
que entinta manos anilladas por la riqueza
/mas no por el amor
los hombres van a las vallas los domingos
/con ropas de domingo
y caras blancas como las de los ángeles
camino al éxtasis vestidos como para una fiesta
donde la vida será arrojada a los mastines
sentados bajo los árboles dan voces
se lanzan sus dineros a la cara
defecan sobre el oro cada vez más impuro
/y parecen felices
acaso porque en la muerte de los gallos
creen salvarse del aburrimiento
con que han llenado sus vidas amarillas
qué pobre puede ser el hombre cuando ríe
cuando solo la sangre logra salvar su hombría
en los pequeños y romanos coliseos
bajo los árboles siempre avergonzados
/qué pobre puede ser
/qué pobre
que necesita la sangre de los gallos
para que la efímera alegría de la muerte
ensaye una sonrisa en su mirada
los hombres van a las vallas los domingos
los hombres van a las vallas los domingos
y regresan a casa cabizbajos
/felices
al fondo del bolsillo la vergüenza
de haber pagado cara su alegría
pues no hay precio más alto que la sangre
sin sentido que enloda las paredes
/de las vallas
donde queda enterrada la inocencia.
POEMA DE AMOR VIVO
Cuando te sientas mirándome de frente
como se miran las cosas milenarias
como si miraras a los ojos de Dios
los lirios más insólitos
los caminos de un extraño país
las puertas de una casa
el abrazo secreto de la felicidad
cuando me miras tú /mujer
de esa manera silenciosa /rotunda
como un niño que juega mientras escribo
como un niño que me habla
y sube por la ventana
y dialoga con Dios en la penumbra
amor, cuando tus ojos
se abren como rosas de guerra
de una vieja y extraña guerra:
la guerra de los amores que te dejaron en la estacada
que nos dejaron en la estacada
esos amores cobardes que no necesitamos
amor, que no necesitamos
cuando te sientas frente a mí
y nuestras rodillas se tocan levemente
y comienzan a doblar todas las campanas interiores
y me pides que te lleve tan lejos como pueda
a otra ciudad /a otro país
donde las cosas cambien de verdad
donde te puedas pertenecer
en cuerpo y alma
¡qué fuerte debo ser!
amor, para no claudicar
para no correr contigo
por todos los vientos de la historia
llevándote en los hombros del amor
para no huir de esta tierra de locos
para no escapar de esta familia
ni dejar atrás a estos amigos
ni borrar esta patria
que quizás no valga lo que pesa
así pasan las cosas /amor
y uno tiene que guardarse el dolor en el bolsillo
y jugar a que vivir solo es un juego
y que tu amor no es
y que mi amor no te habla en silencio
mientras tus ojos me dicen tantas cosas
me hablan de los mundos mejores
de los cientos de estrellas del sueño americano
que brillan más allá del horizonte
(tus ojos que me hieren como espadas
me rompen como al vidrio)
tengo que ser más fuerte
que los lejanos héroes griegos
para no correr a la embajada
para no cruzar los siete mares
para no dejarme el alma en el camino
porque más importante que la huida
es encontrarnos las luces interiores
para poder estar en paz con uno mismo
con lo que cada uno es en el silencio
de las cuatro paredes de una casa
donde los hijos lloran nuestra hambre
en la miseria de estas cuatro paredes
que he levantado con mis propias manos
en la miseria de estos tiempos
que quiero levantar con estas manos
en la miseria de un país con las manos cortadas
en que el hambre devora nuestros sueños
(donde soñamos un mundo mejor para vivir
la vida verdaderamente nuestra:
la vida que entregamos a los hijos
y al amor pertinaz)
yo acudiría cada noche a casa
solo para que tú abrieras la puerta
y en nuestro lecho mullido por los años
la breve felicidad nos abrazara.