Fragmento de '¿Eres tú mi santa?'
Ángeles Martínez Donoso
Número revista:
6
líbranos de todos los males
menos de éste Señor...
cuéntame Santa
si al éxtasis al que llegas
por tu fe,
se parece al orgasmo múltiple
en el que he visto convulsionar
tu cuerpo
mojado
¡hay tantas escrituras!
aprendí, aunque no quise aprender
cuando descansaba malherido
luego de copular como un conejo
hablabas dulcemente
sobre el amor
y la caridad
la caridad entonces me parecía
un pájaro verdoso alcanzado por una bala
y me quedaba imaginando su agonía.
pero te escuchaba.
el amor…
no estaba hecho para tu corazón
ni para el mío…
no estaba hecho
para que nos enamorásemos
no me amabas de una forma especial,
me amabas como amabas
a todas las criaturas de tu Dios:
me habías aclarado siempre
nunca te pregunté,
ni me importó.
¡pero cuánto te aliviaba recordármelo!
¿cuál fue el trato con tu Señor,
todo paz
tan implacable?
¿por qué callas?
esa sonrisa marchita
no logra convencerme
¿cambiaste tu merecido paraíso por esto?
¡ay, mi Santa, es ridículo!
¿lo cambiaste todo por esta nada?
si es tan bueno como dicen… ¿renunciaste?
¿renunciaste, por unas horas
en que no logras ni ser mía
en la cama?
yo imaginé tu
cuerpo incorrupto
antes de que sucediera
volviste de ese viaje
en una urna
yo te supliqué que no fueras
eso que no estaba acostumbrado
a suplicar nada
supongo que tu vocación fue más fuerte
que la pasión para la que eras experta
al menos eso te hubiese gustado que diga
si rompía el silencio sagrado
juramento que nos hicimos
con palabras entrecortadas
imposible
que hayas imaginado
que soy un caballero
aunque creías
ciegamente
en cosas aún más tontas
como esa institución de pedófilos
de la que nos escondíamos tanto
tocado por tu mano
te traiciono para salvarme
de tu imagen hermosa
hermosa
que ahuyenta
a todas mis amantes
escucho pájaros que cantan en mi ventana
¿será el delirio de las substancias
que no abandonan mi cuerpo?
¿eres tú que no me abandonas?
mi Santa fui a caminar
por esa ciudad andina
y compré tu estampa
no te hace justicia
no sales guapa
no se dibujan
tus carnudos senos
es muy tosca la tela...
¡tan celestial que me parecía!
yo sé
la fama te hubiese disgustado
pero callarías al ver a los huérfanos
que te piden con los ojos brillosos
que les guíes con tus enseñanzas
por el camino
¿dónde estás ahora?
¿habitas solo... sola
en mi mente perturbada?
cuando lo supe bebí
hasta perder el conocimiento
hice aquello que más te hubiese disgustado
robé la limosna de tu iglesia a la madrugada
me atragante de ostias y vino
porque estaba feliz mi Santa
de poder volver a ser el mismo
no habría más ángeles
que me susurren tu nombre
supuse que era otro milagro tuyo,
de los que ya empezaban a escucharse
antes te buscaba en cada sombra
ahora sabía que no volverías
y encontraba la calma
no deseaba que mueras joven
yo te deseaba
simplemente te deseaba
volví acabado
a buscarte
dicen que si se toca tu cuerpo con fe
concedes tus gracias.
¡eso ya lo sabía!
¡tú me las concediste todas!
fui a frotar mi amargura
mi virilidad blanda
a tu urna de pan de oro...
a pedirte el milagro
el imposible
a rogarte humildemente
que me permitas la libertad
el olvido
mi Santa
obras según tus designios
pese a mi disgusto
apenas si dejé tu templo
repleto de fieles
los médicos de rapiña me dijeron
que mi hígado había rejuvenecido extrañamente
que veían mejor mis pulmones
que ya no tenía que hacerme
esos exámenes... tratamientos... operaciones
quería morirme con mis vicios
¡tenías que ser
tan caritativa
tan cabrona
tan sarcástica!
a mí debieron darme un trozo tuyo
un pedazo de hueso
como los que ponen en los altares
yo habría elegido tu coxis
me hubiese arrodillado ante él
no me hubiese convertido
pero
lo merecía
te has vuelto más mujer
en la muerte
¿qué quieres que diga?
¿que te amo?
¿no importa que mienta?
a mí solo me enloqueció tu carne
porque no era de este mundo
el sabor de tu cuerpo
me tiene enfermo
de ausencia
vacío
¡y los pobres siguen siendo pobres!
siempre he estado
in extremis
pero el ingenuo
hace tres cruces
sobre mi frente
y tres más
sobre mis manos
dice frases
que no entiendo
por el latín
la fiebre
la rabia
la substancia
tuvo el sabor de tu sexo
aún puedo sentirlo en mis labios
extraño y finito paraíso
sentí el mismo fuego
quemó todos mis órganos
quemó todo sueño posible
¿cómo sobrevivir
a tu clítoris
a tus fluidos
a tus labios?
era potente
el veneno era
como tu sexo…
grito
deliro
ruego
a las enfermeras
que desperdician
en mí sus jeringas
sus cuidados
grito
aúllo
exijo
como un derecho
que me dejen beber
otro trago
los médicos
quieren salir pronto a cenar
en sus casas
los muy cerdos
en sus casas
que venga alguien
que pueda darme consuelo
llegan unos cuantos
atraídos por “la misión”
descerebrados por su fe
me creen cualquier devoto
les pido que pongan
me han prometido hacerlo
tu imagen en mi lápida
¿eres tú, mi Santa?
ese olor a azucenas
que invade la habitación
parece anunciarte…