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(Fotografías)

Diego L. García

Número revista:

7

N° 2


de la segunda foto no hubo noticias.

puede que hayan olvidado tomarla.

ellos se alejan bajo las luces extremas de todo. saben

que no hay tiempo para dibujar un comienzo

y un final para las cosas. es mejor

ese salto en medio de la escena sin actuaciones

ni protocolos. el único espacio liberado

se lo donan a las palabras: necesario

es reconocer lo que se le gana al libreto

de las buenas conductas.

podríamos preguntarles pero ya no están.

el viento de la ciudad recobra su prosaísmo

y sin guardia posible

hasta las canciones pop del colectivo

me acorralan en sus callejones





(Fotografía #6) Una taza dentro de una película


ya estamos del otro lado de las primeras imágenes.

lo que se esperaba no era sino un plano enfocado

con la delicadeza de un arte

más o menos conocido. nada de esto.

hace unos días vi una película en la cual la chica

dejaba al descubierto ciertos espacios

fuera del juego trillado de actuar

según una educación sentimental glamorosa. ella

anteponía a todo discurso

algo que no consentía lo esperable. y entonces

todo era corrido hacia un estado demasiado valioso:

encontrarse en esos pormenores

en los que nada hay que cumplir más que lo natural

de pasar por lo humano sin exponerlo

al óxido que dejan las ficciones

cada vez que sacamos un crédito en ellas.

ya estamos lejos. la taza nada especial y sus personajes

no nos deben explicaciones.

posiblemente el tiempo les dé la razón





(Fotografía sin #) Roma. Versión 2


tenés razón. el consejo es el peor de los lugares.

como cuando me encuentro explicándome a mí mismo

por qué está hace 4 horas

la misma canción en replay si la historia es ajena.

qué importa?

a veces lo explicado es lo que nos condiciona.

sé que debería hacerle menos preguntas

al fotógrafo de la muestra

que además no está para responder

ni yo de la ley soy anzuelo. ya es afuera.

las reglas vuelven a tomar sus puestos de descanso.

preparo un café solo. no tengo material como antes

entonces reviso algunas notas:

“cuando se han abierto todas las cajas

de nuestra juguetería mental

es tan difícil reordenar esa belleza”

había escrito por ahí. pero me gusta más cómo suena

eso otro. ese plan de no ver más allá de los bordes

de la música que elegí





Paul Newman State


con máscaras cobran la entrada.

todo lo que se refleja

en los vidrios blindados deja de ser nuestro.

tal vez los labios de la cápsula hayan deformado

en algún aspecto la idea del amor.

es el efecto de los rayos gama sobre las palabras

que no llegan a señalar un cuerpo.

no llegan a recordar.

se apagan como un aplauso

desde las butacas de un cine

en un país extraño





We Can Help You


un sillón en la vidriera. los carteles torcidos

como una muletilla de la inteligencia

forjada en una parrilla humeante

tras el último de los finales de una jornada.

atrapados como moscas. la luz circula

por una figura flotante.

pase. mire nuestra humanidad

a su servicio. nuestro gran corazón

de gamuza. cuero. terciopelo

*Cortesía de Ed. Liliputienses, España, 2020

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