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Horario de visitas

Sean Salas

Número revista:

4

Horario de visitas


Espero la noche

igual que los prisioneros el día de visitas.

Entro a mis sueños con los ojos abiertos.

Soñando no podemos morir o leer

pero podemos hablar con los muertos.

Son muy elegantes:

ni un gusano en el pelo,

nada de tierra en sus trajes.

El ataúd les sienta tan bien

como una cámara de bronceado.

Así de poco turístico es el más allá:

los muertos llevando flores a los vivos,

los vivos regando flores plásticas.

Igual que el horario de visitas en prisión

mis sueños acaban demasiado pronto.

Al despertar no estoy seguro

de quién está libre y quién encerrado.





L’ appel du vide


Deseo fugaz pero intenso

—quieras o no suicidarte—

de saltar desde un lugar alto.

No hay explicación lógica.

A muchos les pasa. Pocos lo admiten.

La llamada del vacío atrae

—te guste o no la poesía—

hacia la página en blanco:

deseo intenso pero fugaz

de escribir un poema.

A muchos les pasa.

Pocos dan el salto.





Reloj de Alfred Kubin


En las antiguas guerras, luego de la batalla

se enviaban soldados a hundir sus espadas

en cadáveres enemigos,

asegurando así que realmente eran cadáveres.

El hombre siempre ha estado en guerra

contra el olvido,

contra un mundo que no deja de girar.

El futuro siempre se está afilando

en la roca del presente:

tarde o temprano

hará

rodar

nuestra

cabeza.

Nada tiene más filo que las agujas del reloj.

El tiempo es el soldado enviado por la muerte.

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