Selección de poemas
Yolanda Pantin
Número revista:
8
Nada por más me arrancará de mi sitio…
Nada por más me arrancará de mi sitio. Igual fulgor me escupió de muerte cuando reía mi madre y todos. La paz es un minuto. Cierro las ventanas, las puertas antiguas de mi casa. Es un minuto. Tú, ellos, de las palabras, de los labios a las palabras recias. Lento, prolongado, insistente. No alcanzo más que golpear. En este sitio. La palabra a golpes desprendida. Volcada de revés. La calma es un minuto.
de Casa o lobo (1981)
VITRAL DE MUJER SOLA
Se sabe de una mujer que está sola
porque camina como una mujer que está sola
Se sabe que no espera a nadie
porque camina como una mujer que no espera a nadie
Esto es
se mueve irregularmente y de vez en cuando se mira los zapatos
Se sabe de las mujeres que están solas
cuando tocan un botón por largo tiempo
Las mujeres solas no inspiran piedad
ni dan miedo
si alguien se cruza con ellas en mitad de la vereda
se aparta por miedo a ser contagiado
Las mujeres solas miran el paisaje
y se diría que son amantes
de las aceras/ de los entresuelos/ de las alcantarillas/ del subsuelo
de los subterfugios
Las mujeres solas están sobre la tierra al igual que sobre los árboles
les da igual porque para ellas es lo mismo
Las mujeres solas recitan parlamentos
estoy sola
y esto quiere decir que está con ella
para no decir que está con nadie
tanto se considera una mujer sola
Las mujeres solas hacen el amor amorosamente
algo les duele
y luego todo es más bien triste o colérico o simplemente amor
Estas mujeres se alumbran con linternas
van al detalle
saben donde se encuentra cada cosa
porque temen seguir perdiendo
y ya han perdido o ganado demasiado
Ellas no lo saben
porque van del llanto a la alegría
y a veces piensan en la muerte
También planean un largo viaje e imaginan encuentros posibles
Administran el dinero
compran legumbres
trabajan de 8 a 8
Si tienen hijos hacen de madres
son tiernas y delicadas
aunque muchas veces se alteren
un pensamiento recurrente
es ya no puedo ni un minuto más
Las mujeres solas tienen infinidad de miedos
terrores francamente nocturnos
los sueños de tales mujeres son
terremotos catástrofes sociales
Una mujer sola reconoce a otra mujer sola de forma inmediata
llevan el mismo cuello airado
lo cual no quiere decir que no quieran a nadie más que a sí mismas
esto es completamente falso
Lo cierto es que la casa de una mujer sola
está abierta a su antojo
Una mujer sola
no puede curar su soledad
porque nada está enfermo
se remedia lo curable
una gripe o un dolor de estómago
La mujer que piense que su soledad es curable
no es una mujer sola
es un estado transitivo entre dos soledades
infinitamente más peligrosas
Una mujer sola es una mujer acompañada
aunque de este hecho no se percate más que el zapato
al que mira con detenimiento
o el botón
que parece representar algo verdaderamente importante
como de hecho lo es
como los árboles o el cielo
solo que el privilegio que deriva de semejante atención
es más bien propio de las almas temperadas al siguiente fuego:
id contigo
para estar con vosotros
De Correo del corazón (1985)
LAS VACAS (Lyons la Foret)
Aquí, en la Normandie
fui inmensamente infeliz
A la sombra de las vacas tomé un coche
-vagaré por estos mundos
tan extraños tan profundos-
Sentí miedo
por los verdes diluvios
los cisnes en los lagos
un camino serpenteante
-Lloraba en los brazos
de la Francia impenetrable-
Nunca más veré este cielo
ni estas vacas de tersas orejas
Les dije: adieu
rumien hermosas también
sus dulces sueños
del prado al establo
En el bosque
miré al cielo
donde Dios habita
mudo imperturbable
- Dios es bueno-
Las vacas mugían locas de miedo
Quise acariciar la pelambre de sus pechos
susurrar a las orejas tatuadas de metales
—registros sementales
fríos rendimientos—
Nada es puro
en esta noche
ni estos animales
—tontas vacas en las verdes colinas
pienso en ustedes
sin nostalgia
rumiando conmigo la última cena
De Los bajos sentimientos (1993)
NO DISFRUTO CON EL BAILE
Qué escogencia la mía tan difícil
Si un perro es la barcina de mi casa
la misada que decía, gata
cuando todo era claro a mi entender qué terca
vivir en el pasado
En aquellos que he amado
están atrás mis padres
recordándome que no, que no son ellos
Y yo vuelvo y los abrazo a mis soñados
fantasmas: son mis dueños
Si veo llover es la lluvia de Turmero
No puedo evitarlo está en el aire
todo el pueblo
No es un goce ir a una fiesta
no disfruto con el baile
Es muy triste ya lo sé es una pena
el cuarto los recuerdos
Cuando afuera está la luz para cegarnos
yo no veo yo no siento
otra cosa que no sea lo sentido
en otro tiempo
pero es duro morir, cerrar las puertas
De La Quietud (1998)
YO SOY OTRA
He aceptado la invitación a viajar.
En el auto,
el paisaje pasa demasiado rápido.
Raspa al oído
la música sorda que el interior repele.
Atravesamos el país sin detenernos,
apenas para orinar o para beber un trago de agua
en las gasolineras.
El verano castiga gris y estático,
como el cielo.
Conversaciones banales distraen
el asedio de las horas muertas.
Levantamos las tiendas
a la orilla de un río ancho y cenegoso.
Las aves chillan al alzar el vuelo.
Me acerco al río
como Narciso al estanque.
Las aguas turbias no reflejan mi rostro.
Yo he soñado con esto.
(la herida ha sanado sobre la carne muerta)
De La Quietud (1998)
Yolanda Pantin (Caracas, Venezuela, 1954)
Estudió Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. Es autora de los siguientes libros de poesía: Casa o Lobo (1981), Correo del Corazón (1985), La Canción Fría (1989), Poemas del Escritor (1989), El Cielo de París (1989), Los Bajos Sentimientos (1993), La Quietud (1998), El Hueso Pélvico (2002), Poemas Huérfanos (2002), La Épica del Padre (2002), País (2007), 21 caballos (2011), Bellas Ficciones (2016), y Lo que hace el tiempo (2017). En 2014, Pre-textos publicó País, poesía reunida 1981-2011. En 1989 recibió en Caracas el Premio Fundarte de Poesía. Fue becaria de la Fundación Rockefeller en Bellagio Study Center. En 2004 recibió la Beca Guggenheim. Por el conjunto de su trabajo recibió en 2015, en Aguascalientes, México, el premio Poetas del Mundo Latino “Víctor Sandoval”; y en 2017, en Madrid, obtuvo el XVII Premio Casa de América de Poesía Americana.