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Uzalá & El ruido rojo de las flores

Lucía Moscoso Rivera

Número revista:

7

La estación de Marla


Deslízate


rompe el círculo que dibuja el día 

sal de tu cueva

no hay guarida posible en este siglo 

escoge y respira tu animal

cubre tu piel con su piel 

tapiza el alma


esquiva el túnel de la complacencia 

destruye el templo de la vanidad 

vacía su turbio estanque

agua de voces cobardes 

cristales en la lengua

que lame su propia imagen 


deslízate y cae

la mentira universal

se adhiere a la memoria 

deja de recordar

será mejor que dispares

advierte a los hijos que no nacerán libres 

el impuesto a la risa ya fue cobrado


deslízate y salta

no te escondas en el televisor 

comprar o disparar

creer no preguntar 

tocar la mano de dios

¿A qué dios te refieres? 

si todo es una copia

de una copia 

de una copia…


deslízate y observa

el mundo se derrumba 

ídolos incinerados 

danza abierta del caos 

vestigios digitales

si todo es una copia 

de una copia

de una copia

sabremos las respuestas 


jala despacito el gatillo 


deslízate


que sea dulce la ceremonia.





Todo monstruo grita como un tren


Cayó en un pozo tan profundo 

que tuvo tiempo para decir 

deja la luz encendida

la inocencia correr

deja el manto de la certidumbre

y escucha con el temblor despierto:


se remata un almacén imaginario

existen promesas que no se deben cumplir

es el letrero que cuelga del escaparate


descubre la euforia del rehén dentro del músculo 

cardio-el mismo color diez veces por segundo

explora el campo en la tierra de mareas 

percibe la razón puesta en la mentira 

todo monstruo es un vacío maquillado


caer es lento si se procura el detalle 

se cazan relámpagos dentro del pozo

luciérnagas susurran al oído de una muñeca:


rosa es la palabra desgastada

el monstruo es una radio descompuesta 

abre la boca de la muerte sin coartadas 

abre su boca y grita como un tren.





Un hombre que duerme


Cuentas las baldosas

las motas de tiempo sobre la cama

los cuadros de niebla que dibuja tu sueño 

cuentas las horas y los pasos

entre el colchón y la cocina

las gotas suicidas sobre los platos sucios 

cuentas las fisuras de la puerta

fisuras de tu pensamiento

fisuras en el aire que te obliga a respirar


respirar es un acto de humildad 

callar es un acto subversivo 

escribir es un acto antinatural 

morir puede ser un acto de justicia

y sigues contando

cuentas las cabezas que bordean el río 

ruedas, ventanas, basureros

gestos de civilización

bocas cosidas en el eco de una iglesia 

flores de cementerio

cuántas letras tiene Père-Lachaise 

cuántos acordes se olvidaron de Chopin

cuántas arrugas tiene su muerte petrificada 

cuántas personas visitan una tumba

cuántas personas son tumbas que nadie visita


cuentas

pero contar es inútil

los números son cárceles a

l igual que las palabras.





Derzú Uzalá


Brotan las escamas

después de abandonar la armadura 

y contemplar la línea que separa

al hombre del animal y al animal 

del tiempo con sus grilletes

un relámpago en la garganta

después de masticar las piezas del reloj


no hay futuro que sangre 

ni electricidad

ni monumentos

ni detectores de humo 

no hay palabras de neón 

ni pararrayos

ni niñas marchitas

no hay fábricas de espanto

ni maniquíes

ni bombas de tiempo

no hay frasquitos de perfume


brotan las escamas 

después de remojar el odio 

de toda la civilización

en un acto de piedad 

universal y absoluta 

en el líquido último

de cada muerto porque sí 

a través del canto

y la escritura este ritual 

que apacigua a la bestia 

que se escurre del espejo


brotan las escamas 

todo lo demás enferma.





El ruido rojo de las flores


La escritura es una prótesis


extensión artificial que me sustituye 

cuando la voz se tuerce para adentro 

y el cuerpo se convierte en pretexto


pretexto de la sombra


escribo la defensa de las flores

en contra del lugar común que las marchita 

escribo para reparar el aire

escribo un comunicado sobre el miedo


En el principio fue el miedo


escribo una carta sobre la enfermedad 

firma una autómata del abismo

escribo listas y manuales de instrucción 

recetas, contraindicaciones, posologías 

escribo en el origen de una gotera

y cada gota es un sonido más agudo 


hasta romperse

hasta romperse


has

             ta

ro

             m

pe

                          r

                                       se


la escritura, sí,

una prótesis de ausencia.





Templos de retórica y poesía 

alrededor de la muerte


nadie nos enseña 

a morir

dejar morir 

o matar


yo prefiero peinar esta muñeca

que me devolvió la infancia 

cuando mis sentidos cayeron 

en un charco de sedantes

ya casi no le queda pelo

¿también tiene cáncer?

No existe la muerte de plástico

no existe la muerte si no la nombras 

decir es una forma de perder

el miedo lo sabe

lo sabe porque yo lo sé 

así empieza la retórica


la muerte es una tregua 

entre el quirófano y el jardín

y no importa en qué lado estés 


siempre habrá flores.





El vacío es para quien se busca 

y no se reconoce

el vacío es para quien se encuentra 

y no se entiende

el vacío es esta hora en que se mece 

una luz que no me pertenece


el dolor es otra cosa


dolor y duelo vienen de lo mismo: 

un golpe seco en el tiempo


no me interesan los pájaros 

porque tengan alas

aquí la metáfora no es el vuelo 

sino el nido que sostiene el árbol.

Nido Nudo Nada y alzo los ojos

y abro la boca para rascar una nube 

nadie puede apuntarte desde tan arriba

la mitología celeste es perjudicial para las aves 

y digo aves como digo lumbre

como digo vacío como digo firmamento 

y pienso:


no existe el firmamento para mis hijos 

porque ellos nunca abrirán los ojos.





Poesía vertical del sol

un segundo después de la duda 

golpea entera mi cabeza


un desfile de palabras cadáver 

se interrumpe feroz

un segundo antes de la batalla


qué había antes aquí 

cómo llegamos al fuego

llevo muerta más de una canción 

y un segundo después


aliento y hedor de la noche 

envuelven mi sonido elemental 

un segundo antes de la caída


el silencio como única apuesta 

se dispone a disparar

un segundo después del descenso


qué hago aquí

cómo obtuvimos la materia 

llevo muerta más de un cuerpo 

y un segundo después


en nacer no me reconozco.

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