Reseña libro
El corazón de un canalla
Doble Rostro (2018)
Darío Granja
Número revista:
5
‘El corazón de un canalla’ del escritor quiteño Francisco X. Estrella es una historia mínima compuesta por fragmentos, recuerdos y reflexiones de un hombre agotado que apunta su escritura hacia las mujeres. El género sexual importa en esta obra. Define los límites del comportamiento, los deseos y miedos inconclusos.
Todo empieza con una advertencia, una pista de lo que vendrá. "Esta obra pertenece a la realidad". A partir de esa declaración confesional el lector ingresa en la cabeza inquieta y en la escritura vivencial de un canalla de mediana edad, nostálgico y herido. Un narrador que no teme en ser crudo al definir su rutina: un matrimonio insípido, la mediocridad laboral y el recuerdo de una aventura que ocurrió en 1999 y dejó huellas en sábanas y libretas.
"Si de algo estoy orgulloso es de haber naufragado en las arenas de la pasión y del deseo. Por eso intentaré ofender con mis palabras", menciona el protagonista. Los dardos casi siempre van dirigidos a ellas. Después a él. Un puñal de doble filo que es una constante en cada párrafo donde lo que destaca no es el ritmo, ni la creación de atmósferas ni los giros narrativos, sino la fuerza argumental de quien cree en su propia verdad. "Los hombres son como los dioses: nacen y mueren en el seno de la palabra, en la necesidad de hablar. Los hombres somos alumbrados en la piedra de la charlatanería", reza el autor.
"El amor y el sexo, como la muerte y el tiempo, se cuentan entre los escasos temas dignos de reflexión". Esta máxima rige su escritura. El amor narrado en tiempo pasado, desde un presente incómodo. El amor ahogado del matrimonio, representado como una jaula de mentiras y cobardía. También está presente el amor fugaz de una conquista inesperada que duró 74 días y se escapó entre los dedos: "Solo quien ha sido derrotado se sienta a recordar y escribe la carta correspondiente a su amor".
A partir de esta experiencia, el autor también levanta una serie de observaciones sobre las mujeres. Un terreno ingobernable y desconocido para un hombre. Las palabras que las enuncian caen en lo obsesivo y punzante. Un puñado de ideas, algunas profundas y retóricas, otras prejuiciosas y superfluas con las cuales construye un manifiesto personal, propio de su tiempo, sin escapar de un machismo hostil y cotidiano: "Ellas se odian a sí mismas y el fenómeno de su aborrecimiento es la depresión. Se odian porque no alcanzan a comprenderse, porque su confusión es un mar. Aman su cuerpo y son esclavas de él. Las atrae hasta el límite el odio seductor en ojos del varón, lo necesitan."; "Tenemos los hombres la rara virtud de destruir sistemáticamente a las mujeres que creemos poseer, lo hacemos tan bien, como si se tratase de una responsabilidad que nunca termina".
El mayor conflicto del libro es la lucha entre mujeres y hombres, entre la naturaleza y la humanidad vista desde una mirada desencantada. Al final de la obra, todo el galope de ideas desordenadas se justifica en una declaración casi autobiográfica. El lector estuvo expuesto a un puñado de papeles escritos por el autor con notas existenciales sobre el amor y el sexo durante un período de diez años. No hay más por decir de un libro sin historia donde se puede extraer algunas frases con sonoridad y contundencia. Quizás una de las más potentes es la que justifica su título: "Acudir con nobleza es la mayor estupidez de un hombre. El hombre sólo puede actuar con la mujer como es: un canalla."