Autobiografía de Rojo
Anne Carson
Traducción de Jordi Doce
Número revista:
6
I. JUSTICIA
Gerión aprendió justicia de su hermano desde muy pronto.
______
Solían ir juntos al colegio. El hermano de Gerión era mayor y más corpulento,
iba delante
a veces rompía a correr o se agachaba sobre una rodilla para recoger una piedra.
Las piedras hacen feliz a mi hermano,
pensaba Gerión y estudiaba las piedras mientras trotaba detrás de él.
Tantas clases diferentes de piedras,
las sobrias y las misteriosas, yaciendo unas con otras en la tierra roja.
¡Detenerse e imaginar la vida de cada una!
Ahora salían de un brazo humano feliz para volar por el aire,
qué destino. Gerión se dio prisa.
Llegó al patio del colegio. Trataba de concentrarse en sus pies y sus pasos.
Los niños se movían en tropel a su alrededor
y el intolerable asalto rojo de la hierba y el olor de la hierba por todas partes
lo empujaba hacia ahí
como un mar enérgico. Podía sentir los ojos saliéndole del cráneo
sobre sus pequeños conectores.
Debía llegar a la puerta. No debía perder a su hermano de vista.
Esas dos cosas.
El colegio era un largo edificio de ladrillo que iba de norte a sur. Sur: Puerta principal por la que deben entrar todos los niños y niñas.
Norte: Guardería, sus grandes ventanas circulares abiertas a los descampados
y rodeadas por un alto seto de arándanos.
Entre la Puerta Principal y la Guardería corría un pasillo. Para Gerión
eran cien mil millas
de túneles resonantes y un cielo interior de neón que los gigantes abrían de un
portazo.
El primer día de colegio
Gerión cruzó este territorio extranjero de la mano de su madre. Luego su hermano
cumplió aquella tarea día tras día.
Pero septiembre avanzaba hacia octubre y un malestar crecía en el hermano de
Gerión.
Gerión siempre había sido estúpido
pero ahora su forma de mirar hacía que uno se sintiera incómodo.
Llévame de nuevo esta vez lo haré bien,
decía Gerión. Sus ojos agujeros atroces. Estúpido, dijo el hermano de Gerión
y lo dejó tirado.
Gerión no tenía dudas de que estúpido era correcto. Pero cuando la justicia se
cumple
el mundo se desvanece.
De pie en su pequeña sombra roja, pensó qué hacer después.
La Puerta Principal se alzaba frente a él. Quizá…
Entornando los ojos Gerión se abrió camino entre los fuegos de su mente hasta
donde
debía de estar el mapa.
En vez de un mapa del pasillo del colegio había un blanco profundo y brillante.
La ira de Gerión fue absoluta.
El blanco prendió fuego y ardió hasta la línea de base. Gerión echó a correr.
Después de aquello Gerión fue al colegio solo.
No se acercaba en absoluto a la Puerta Principal. La justicia es pura. Hacía el
camino
rodeando el extenso muro lateral de ladrillo,
dejando atrás los ventanales de séptimo, cuarto, segundo y el baño de chicos
hasta llegar al extremo norte del colegio
y situarse delante de la guardería, junto a los arbustos. Allí se quedaba
inmóvil
hasta que alguno de los que estaban dentro se daba cuenta y salía a mostrarle el
camino.
Gerión no gesticulaba.
No llamaba a los cristales. Esperaba. Pequeño, rojo y erguido, esperaba,
agarrando con fuerza su nueva mochila
en una mano y palpando una moneda de la suerte en el bolsillo del abrigo con la
otra,
mientras las primeras nieves del invierno
caían flotando sobre sus pestañas y cubrían las ramas a su alrededor y acallaban
todo rastro del mundo.
I. JUSTICE
Geryon learned about justice from his brother quite early.
______
They used to go to school together. Geryon’s brother was bigger and older,
he walked in front
sometimes broke into a run or dropped on one knee to pick up a stone.
Stones make my brother happy,
thought Geryon and he studied stones as he trotted along behind.
So many different kinds of stones,
the sober and the uncanny, lying side by side in the red dirt.
To stop and imagine the life of each one!
Now they were sailing through the air from a happy human arm,
what a fate. Geryon hurried on.
Arrived at the schoolyard. He was focusing hard on his feet and his steps.
Children poured around him
and the intolerable red assault of grass and the smell of grass everywhere
was pulling him towards it
like a strong sea. He could feel his eyes leaning out of his skull
on their little connectors.
He had to make it to the door. He had to not lose track of his brother.
These two things.
School was a long brick building on a north–south axis. South: Main Door
through which all boys and girls must enter.
North: Kindergarten, its large round windows gazing onto the backwoods
and surrounded by a hedge of highbush cranberry.
Between Main Door and Kindergarten ran a corridor. To Geryon it was
a hundred thousand miles
of thunder tunnels and indoor neon sky slammed open by giants.
Hand in hand on the first day of school
Geryon crossed this alien terrain with his mother. Then his brother
performed the task day after day.
But as September moved into October an unrest was growing in Geryon’s brother.
Geryon had always been stupid
but nowadays the look in his eyes made a person feel strange.
Just take me once more I’ll get it this time,
Geryon would say. The eyes terrible holes. Stupid, said Geryon’s brother
and left him.
Geryon had no doubt stupid was correct. But when justice is done
the world drops away.
He stood on his small red shadow and thought what to do next.
Main Door rose before him. Perhaps—
peering hard Geryon made his way through the fires in his mind to where
the map should be.
In place of a map of the school corridor lay a deep glowing blank.
Geryon’s anger was total.
The blank caught fire and burned to baseline. Geryon ran.
After that Geryon went to school alone.
He did not approach Main Door at all. Justice is pure. He would make his way
around the long brick sidewall,
past the windows of Seventh Grade, Fourth Grade, Second Grade and Boys’
to the north end of the school
and position himself in the bushes outside Kindergarten. There he would stand
motionless
until someone inside noticed and came out to show him the way.
He did not gesticulate.
He did not knock on the glass. He waited. Small, red, and upright he waited,
gripping his new bookbag tight
in one hand and touching a lucky penny inside his coat pocket with the other,
while the first snows of winter
floated down on his eyelashes and covered the branches around him and silenced
all trace of the world.
IV. MARTES
Lo mejor eran los martes.
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Cada dos martes de invierno el padre y el hermano de Gerión iban a jugar al hockey.
Gerión y su madre cenaban solos.
Sonreían con torpeza mientras la noche desembarcaba. Encendían todas las luces
hasta en las habitaciones que no usaban.
La madre de Gerión le hacía su cena favorita, melocotones en conserva con pan tostado cortado en tiras para mojar.
Mucha mantequilla en el pan, así una fina capa aceitosa flotaba en el juego de melocotón.
Luego llevaban las bandejas a la salita.
La madre de Gerión se sentaba en la alfombra con revistas, cigarrillos y el teléfono.
Gerión trabajaba a su lado, bajo la lámpara,
encolando un cigarrillo en un tomate. No te muerdas el labio Gerión debe curarse.
Su madre echaba el humo por la nariz
mientras marcaba un número de teléfono. ¿María? Soy yo ¿puedes hablar? ¿Qué dijo?
….
¿Te dijo eso?
….
Qué cabrón
….
Eso no es libertad es indiferencia
….
Menudo adicto
….
Yo que tú echaba a ese gorrón de casa
….
No te pongas dramática —apagó la colilla con fuerza— por qué no te das un buen baño
….
Sí, tesoro, ya sé que no importa
….
¿Gerión? bien muy bien lo tengo aquí al lado trabajando en su autobiografía
….
No, es una escultura todavía no sabe escribir
….
Ah con lo que va recogiendo por ahí Gerión siempre está encontrando cosas
¿no es así Gerión?
Le guiñó un ojo por encima del teléfono. Él le devolvió el guiño con los dos ojos
y volvió al trabajo.
Después de romper un tira de papel crujiente que había sacado del bolso de su madre
fue pegando los trozos en el tomate como si fueran pelo.
Fuera el viento negro de enero cayó desde lo alto del cielo como una apisonadora
y golpeó las ventanas con dureza.
La lámpara llameaba. Es muy bonito Gerión, dijo su madre al colgar el teléfono.
Una escultura muy bonita.
Puso la mano sobre su pequeño y luminoso cráneo mientras estudiaba el tomate.
Se inclinó para darle un beso en cada ojo
y luego tomó los dos cuencos de melocotones de la bandeja y le dio a Gerión el suyo.
La próxima vez para el pelo quizá podrías
utilizar un billete de un dólar en vez de uno de diez, dijo mientras empezaban a comer.
IV. TUESDAY
Tuesdays were best.
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Every second Tuesday in winter Geryon’s father and brother went to hockey practice.
Geryon and his mother had supper alone.
They grinned at each other as night climbed ashore. Turned on all the lights
even in rooms they weren’t using.
Geryon’s mother made their favorite meal, cling peaches from the can and toast
cut into fingers for dipping.
Lots of butter on the toast so a little oil slick floats out on top of the peach juice.
They took supper trays into the living room.
Geryon’s mother sat on the rug with magazines, cigarettes, and telephone.
Geryon worked beside her under the lamp.
He was gluing a cigarette to a tomato. Don’t pick your lip Geryon let it heal.
She blew smoke out her nose
as she dialed. Maria? It’s me can you talk? What did he say?
. . . .
Just like that?
. . . .
Bastard
. . . .
That’s not freedom it’s indifference
. . . .
Some kind of addict
. . . .
I’d throw the bum out
. . . .
That’s melodrama—she stubbed her cigarette hard—why not have a nice bath
. . . .
Yes dear I know it doesn’t matter now
. . . .
Geryon? fine he’s right here working on his autobiography
. . . .
No it’s a sculpture he doesn’t know how to write yet
. . . .
Oh this and that stuff he finds outside Geryon’s always finding things
aren’t you Geryon?
She winked at him over the telephone. He winked back using both eyes
and returned to work.
He had ripped up some pieces of crispy paper he found in her purse to use for hair
and was gluing these to the top of the tomato.
Outside the house a black January wind came flattening down from the top of the sky
and hit the windows hard.
The lamp flared. It’s beautiful Geryon, she said hanging up the telephone.
It’s a beautiful sculpture.
She put her hand on top of his small luminous skull as she studied the tomato.
And bending she kissed him once on each eye
then picked up her bowl of peaches from the tray and handed Geryon his.
Maybe next time you could
use a one-dollar bill instead of a ten for the hair, she said as they began to eat.
XLVII. LOS FOGONAZOS EN LOS QUE UN HOMBRE SE VUELVE DUEÑO DE SÍ MISMO
La harina empolva el aire a su alrededor y se posa en sus brazos y ojos y cabello.
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Un hombre moldea la masa,
los otros dos la introducen con dos largas palas en el hueco cuadrado de un horno
abierto en la pared trasera.
Heracles y Ancash y Gerión se han detenido ante la panadería a observar
el agujero del fuego.
Después de pasarse el día peleando salieron a recorrer las calles oscuras de Jucu.
Medianoche sin viento y sin estrellas.
El frío hiriente asciende desde las viejas rocas del suelo. Gerión camina rezagado.
Siente en la boca pequeños chorros de ácido
de los dos tamales de pimiento morrón que ha comido a toda prisa hace unas horas.
Van siguiendo la empalizada.
Se adentran en un callejón, luego doblan una esquina y allí está. Un volcán en una pared.
Veis, dice Ancash.
Qué hermosura, exhala Heracles. Está mirando a los hombres.
Me refiero al fuego, dice Ancash.
Heracles sonríe en la oscuridad. Ancash observa las llamas.
Somos seres asombrosos,
piensa Gerión. Somos vecinos del fuego.
Y ahora el tiempo corre hacia ellos
mientras se quedan ahí, hombro con hombro y rozándose, la inmortalidad en su rostro,
la noche a su espalda.
XLVII. THE FLASHES IN WHICH A MAN POSSESSES HIMSELF
Flour powders the air around them and settles on their arms and eyes and hair.
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One man shapes the dough,
the other two shovel it on long handles into a square hole filled with flames
cut into the back wall.
Herakles and Ancash and Geryon have stopped outside the bakery to stare
at the hole of fire.
After quarreling all day they went out to walk the dark streets of Jucu.
It is a starless windless midnight.
Cold drills up from the ancient rocks below. Geryon walks behind the others.
Little spurts of acid
keep filling his mouth from two red pepper tamales eaten fast a few hours ago.
They are following the palisade.
Pass down an alley then turn a corner and there it is. Volcano in a wall.
Do you see that, says Ancash.
Beautiful, Herakles breathes out. He is looking at the men.
I mean the fire, says Ancash.
Herakles grins in the dark. Ancash watches the flames.
We are amazing beings,
Geryon is thinking. We are neighbors of fire.
And now time is rushing towards them
where they stand side by side with arms touching, immortality on their faces,
night at their back.
*Cortesía de la Editorial Pre-Textos*