The Tradition - La tradición
Jericho Brown
Traducción de Juan Suárez y Edmundo Mantilla
Número revista:
4
En memoria de
Bertha Lee Lenoir
(1932-2018)
Te traeré una persona completa
y tú me traerás una persona completa
y nos tendremos a nosotros el doble
de amor y todo.
Mari Evans
Ganymede
A man trades his son for horses.
That’s the version I prefer. I like
The safety of it, no one at fault,
Everyone rewarded. God gets
The boy. The boy becomes
Immortal. His father rides until
Grief sounds as good as the gallop
Of an animal born to carry those
Who patrol our inherited
Kingdom. When we look at myth
This way, nobody bothers saying
Rape. I mean, don’t you want God
To want you? Don’t you dream
Of someone with wings taking you
Up? And when the master comes
For our children, he smells
Like the men who own stables
In Heaven, that far terrain
Between Promise and Apology.
No one has to convince us.
The people of my country believe
We can’t be hurt if we can be bought.
Ganímedes
Un hombre cambia a su hijo por caballos.
Esa es la versión que prefiero. Me gusta
la seguridad que hay en ella, nadie es culpable,
todos hallan recompensa. Dios recibe
al muchacho. El muchacho se vuelve
inmortal. Su padre cabalga hasta que
la pena suena tan bien como el galope
de un animal nacido para cargar con aquellos
que patrullan nuestro reino heredado.
Cuando miramos el mito
de esta manera, nadie se molesta en afirmar
violación. Quiero decir, ¿no deseas que Dios
te desee? ¿No sueñas
con alguien alado elevándote?
Y cuando el maestro viene
por nuestros hijos, huele
como los hombres que poseen establos
en el cielo, esa lejana tierra
entre la promesa y la apología.
Nadie tiene que convencernos.
La gente de mi país cree que
no podemos ser heridos si podemos ser comprados.
As a Human Being
There is the happiness you have
And the happiness you deserve.
They sit apart from each other
The way you and your mother
Sat on opposite ends of the sofa
After an ambulance came to take
Your father away. Some good
Doctor will stitch him up, and
Soon an aunt will arrive to drive
Your mother to the hospital
Where she will settle next to him
Forever, as promised. She holds
The arm of her seat as if she could
Fall, as if it is the only sturdy thing,
And it is, since you’ve done what
You always wanted, you fought
Your father and won, marred him.
He’ll have a scar he can see all
Because of you. And your mother,
The only woman you ever cried for,
Must tend to it as a bride tends
To her vows, forsaking all others
No matter how sore the injury.
No matter how sore the injury
Has left you, you sit understanding
Yourself as a human being finally
Free now that nobody’s got to love you.
Como un ser humano
Está la felicidad que tienes
y la felicidad que mereces.
Se sientan separadas la una de la otra
de la forma en que tú y tu madre
se sentaron en lados opuestos del sofá
después de que una ambulancia viniera a llevarse
a tu padre. Algún buen
doctor lo coserá, y
pronto una tía vendrá para conducir
a tu madre al hospital
donde ella se instalará junto a él
para siempre, como fue prometido. Ella sostiene
el brazo de su asiento como si pudiera
caer, como si fuera la única cosa robusta,
y lo es, ya que has hecho
lo que siempre quisiste, peleaste
con tu padre y ganaste, lo estropeaste.
Tendrá una cicatriz que podrá ver,
todo por tu culpa. Y tu madre,
la única mujer por la que has llorado,
debe atenderla como una novia atiende
a sus votos, renunciando a todos los demás
no importa cuán dolorosa sea la herida.
No importa cuán adolorido te ha dejado la herida,
te sientas entendiéndote a ti mismo
como un ser humano finalmente
libre ahora que nadie tiene que amarte.
Flower
Yellow bird.
Yellow house.
Little yellow
Song
Light in my
Jaundiced mouth.
These yellow
Teeth need
Brushing, but
You admire
My yellow
Smile. This
Black boy
Keeps singing.
Tiny life.
Yellow bile.
Flor
Pájaro amarillo.
Casa amarilla.
Pequeña canción
amarilla
luz en mi
boca ictérica.
Estos amarillos
dientes necesitan
cepillarse, pero
tú admiras
mi sonrisa
amarilla. Este
muchacho negro
sigue cantando.
Pequeña vida.
Bilis amarilla.
The Microscopes
Heavy and expensive, hard and black
With bits of chrome, they looked
Like baby cannons, the real children of war, and I
Hated them for that, for what our teacher said
They could do, and then I hated them
For what they did when we gave up
Stealing looks at one another’s bodies
To press a left or right eye into the barrel and see
Our actual selves taken down to a cell
Then blown back up again, every atomic thing
About a piece of my coiled hair on one slide
Just as unimportant as anyone else’s
Growing in that science
Class where I learned what little difference
God saw if God saw me. It was the start of one fear,
A puny one not much worth mentioning,
Narrow as the pencil tucked behind my ear, lost
When I reached for it
To stab someone I secretly loved: a bigger boy
Who’d advance
Through those tight, locker-lined corridors shoving
Without saying
Excuse me, more an insult than a battle. No large loss.
Not at all. Nothing necessary to study
Or recall. No fighting in the hall
On the way to an American history exam
I almost passed. Redcoats.
Red blood cells. Red-bricked
Education I rode the bus to get. I can’t remember
The exact date or
Grade, but I know when I began ignoring slight alarms
That move others to charge or retreat. I’m a kind
Of camouflage. I never let on when scared
Of conflicts so old they seem to amount
To nothing really—dust particles left behind—
Like the viral geography of an occupied territory,
A region I imagine you imagine when you see
A white woman walking with a speck like me.
Los microscopios
Pesado y costoso, rígido y negro
con restos de cromo, parecían
cañones bebés, los verdaderos niños de la guerra, y yo
los odié por eso, por lo que nuestro profesor dijo
que podían hacer, y luego los odié
por lo que hicieron cuando renunciamos
a robar miradas de nuestros cuerpos
para presionar un ojo izquierdo o derecho en el cilindro y mirar
nuestro verdadero yo reducido a una célula
luego empujado de vuelta, cada elemento atómico
de un pedazo de mi cabello enrollado en una diapositiva
tan insignificante como el de cualquier otro
creciendo en esa clase de ciencia
donde aprendí qué diminuta diferencia
miró Dios si Dios me miró. Fue el comienzo de un miedo,
uno endeble que no vale la pena mencionar,
delgado como el lápiz escondido detrás de mi oreja, perdido
cuando traté de alcanzarlo
para apuñalar a alguien a quien amaba en secreto: un chico mayor
quien avanzaría
a través de esos pasillos estrechos, cercados de casilleros, empujando
sin decir perdón, más un insulto que una batalla. Sin gran pérdida.
En absoluto. Nada necesario para estudiar
o memorizar. Ninguna pelea en el corredor
de camino a un examen de Historia Americana
que casi apruebo. Casacas rojas.
Glóbulos rojos. La educación de ladrillos rojos
por la que hacía un viaje en autobús. No puedo recordar
la fecha exacta o
el curso, pero sé cuándo empecé a ignorar las pequeñas alarmas
que mueven a los otros a la carga o a la retirada. Soy una especie
de camuflaje. Nunca dejo ver cuando me asusto
por conflictos tan viejos que parecen no acumular
realmente nada —partículas de polvo dejadas atrás—
como la geografía viral de un territorio ocupado,
una región que imagino tú imaginas cuando miras
una mujer blanca caminando con una mancha como yo.
The Tradition
Aster. Nasturtium. Delphinium. We thought
Fingers in dirt meant it was our dirt, learning
Names in heat, in elements classical
Philosophers said could change us. Stargazer.
Foxglove. Summer seemed to bloom against the will
Of the sun, which news reports claimed flamed hotter
On this planet than when our dead fathers
Wiped sweat from their necks. Cosmos. Baby’s Breath.
Men like me and my brothers filmed what we
Planted for proof we existed before
Too late, sped the video to see blossoms
Brought in seconds, colors you expect in poems
Where the world ends, everything cut down.
John Crawford. Eric Garner. Mike Brown.
La tradición
Aster. Nasturtium. Delphinium. Pensamos
que los dedos en la tierra significaban que era nuestra tierra, aprendiendo
nombres en el calor, en elementos
que los filósofos clásicos dijeron que podían cambiarnos. Miracielo.
Campanilla. El verano parecía florecer contra la voluntad
del sol, que las noticias afirmaban que ardía más caliente
en este planeta que cuando nuestros padres muertos
secaron el sudor de sus cuellos. Cosmos. Velo de novia.
Hombres como yo y mis hermanos filmamos lo que
plantamos como prueba de que existimos antes
de que fuera demasiado tarde, aceleramos el video para mirar los capullos
florecer en segundos, colores que esperas encontrar en poemas
donde el mundo termina, todo arrancado.
John Crawford. Eric Garner. Mike Brown.