Leer la obra de Lyan Ward es sumergirse en el silencio, en las sombras, en las cenizas de la madera quemada y ahí encontrar el cauce de las emociones. Leer sin palabras. Ward descubre, por primera vez, una novela de este tipo mientras estudiaba Arte en Alemania en 1926 y, sin saberlo, se convertiría en uno de los precursores de la novela gráfica estadounidense. Su novela Gods’ man representa un reto contemplativo para el lector. Fue publicada en 1929 y realiza un guiño al teatro romano de Plauto y su línea "Aquel a quien los dioses favorecen, muere joven” encontrada en las Báquides. Ward narra, a través de 139 grabados, la historia fáustica de un joven artista que realiza un pacto misterioso con un extraño para conseguir un pincel mágico y la oportunidad de crear sin saber que el trato le deparará una muerte temprana.