El secreto que se esconde tras la mueca, el secreto al cual no tenemos acceso es el secreto que compacta The Gorey End. Secreto que Edward Gorey preservó de forma intuitiva al morir un día antes de reunirse con The Tigers Lillies y escuchar por primera vez sus canciones. El telón cayó antes de empezar la función y sus canciones, como piedras, se convirtieron en ranas de tanto ser observadas tal como indicaban las instrucciones que acompañaban los versos y diálogos inéditos de Gorey en 1999 cuando Martyn Jaques (cantante de The Tiger Lillies) recibió un paquete con una roca. The Gorey End suena a Grand Guignol, a cabaret, decadencia y circo; al piano, batería y bajo se añaden un serrucho cantante, instrumentos de juguete, ukelele, acordeón, ladridos y una voz, absurdamente aguda, que recita versos acerca de una niña destrozada por los perros, una bailarina que se ahorca con las cintas de sus zapatillas y una sustancia fatal llamada QRV. La música puede ser festiva, triste o desvergonzadamente dramática pero siempre prevalece el aire de bufonada cruel, pero ¿qué más podemos pedir de las rocas que se transforman?
Escúchalo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=lzTCIh9iOI8
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