top of page

Los covers, la sal de la vida

Actualizado: 27 jun 2022

Por Gorila Silente


Primera parte

En cierta forma, esta serie de artículos nace —en primer lugar— de una gran cantidad de tiempo libre y, sobre todo, en rechazo a otros similares. [1] [2] [3] [4] [5], no por su falta de calidad, sino porque a pesar del enorme repertorio, en materia de covers y adaptaciones, se tiende a poner las mismas canciones (parafraseando a Bart Simpson, «denles Joe Cocker hasta que se harten»), ya sea por su archiconocida fama o porque los «compiladores» parecen ser personas verdaderamente ocupadas o, por el contrario, muy perezosas. Hay que aclarar, por cierto, que el título es meramente subjetivo. Ciertas versiones, en mi opinión, no solo mejoran las canciones originales, sino que, con frecuencia, les dan un giro totalmente siniestro, exuberante o —de plano— renuncian a hacer rendiciones tradicionales y sumisas, lo que las convierte en obras aparte, con una identidad propia que entierra a sus predecesoras. Existen, por otro lado, grandiosos temas que tan solo requerían cierto énfasis; una pequeña dosis de rabia o ingenio, por aquí y acullá, para elevarlas al nivel que merecían. Eso ocurre, por ejemplo, con los originales de Billy Idol, New Order, Alphaville (incluidos en la segunda entrega) o Bob Dylan. Por lo demás, espero que, a través de estas notas, tanto los lectores que aprecian la música, como los melómanos más obcecados, se encuentren con gratas y permanentes sorpresas.


Un poco de blues y pillaje…



Willie Dixon


¿Qué habría sido del mundo sin Willie Dixon o Howling Wolf?

La importancia de este par de bluesmen para la música popular moderna es incalculable; sin embargo, y a pesar de toda la controversia[6] que en su momento se generó (demanda incluida), no es menos esencial la labor de Led Zeppelin —con Page y Plant a la cabeza— como exquisitos plagiadores de sus temas. Estos dos se aprovecharon de muchas de las mejores composiciones de Dixon y Wolf para reinterpretarlas y popularizarlas a su manera, lo cual permitió cimentar no sólo su propio estilo, sino además —y por si fuera poco— moldear gran parte del rock moderno. Es cierto que la banda inglesa llegó a apropiarse de un extenso catálogo de estos virtuosos (y de muchos otros músicos) de tal manera que las licencias artísticas se volvieron licenciosas y hasta desvergonzadas, pero en casos como el de Killing Floor (Wolf) o Bring It on Home (Dixon), es inevitable percibirlas como una forma de enaltecerlos y mostrarles la sincera pasión que sentían por su trabajo.








Estamos de acuerdo con que la voz de Howling Wolf es insuperable, pero estas rendiciones a su clásico Spoonful (compuesto por el bueno de Dixon) pasan deliciosamente de un extremo a otro, en cuanto a interpretación vocal. En primer lugar, está la pesada y densa visión de los inolvidables Ten Years After, después la dulce y rústica forma de cantar de Benjamin Booker la cual se antepone a la carrasposa y «agüiscada» del holandés Willem Bieler y su banda Q65, cuyo trabajo en la guitarra acústica es impecable y quienes incluyen, además, una mastodóntica versión de Bring it home to me en su álbum debut.







La reencarnación del terciopelo


En 1986 entraron en escena los Galaxie 500, uno de los grupos underground fundamentales de la era post-punk; imaginativos, minimalistas y profundamente enigmáticos, su influencia en la música popular actual va desde los movimientos indie y alternativo, hasta ser considerados los padres del shoegaze y el slowcore. Estaban conformados por el vocalista y guitarrista Dean Wareham (oriundo de Nueva Zelanda), la bajista Naomi Yang y el baterista Damon Krukowski.




Los Galaxie siempre reconocieron a Velvet Underground como una de sus influencias más directas y en 1990 hacían su tributo al clásico Here She Comes Now. La guitarra y la voz de Wareham se extienden «como terciopelo», alargando el metraje hasta los seis minutos. Una de las características de la banda fue incluir siempre un cover en sus discos y, así, en 1989 ya habían sacado una melancólica versión de Isn't It a Pity de George Harrison.


Los que estamos acostumbrados a los videos de Yoko Ono desgañitándose frente a un micrófono u ofendiendo los oídos de Chuck Berry, jamás habríamos imaginado que es la autora de la relajada y apacible Listen, The Snow Is Falling, una canción que evoca justamente eso, la caída de la nieve como una inocente metáfora del amor de pareja. Y es gracias a los Galaxie, con esa versión misteriosa, remota y desenfrenada, que uno puede apreciar el —muchas veces— escondido talento de Yoko en toda su magnitud.









La cuestión Dylan



Alguna vez un amigo muy cercano me dijo, a modo de broma, que todos aquellos que le hacen un cover a Bob Dylan, siempre lo harán mejor que él, sin importar quiénes sean. El mismo Dylan opinó sobre la aclamada versión de Jimi Hendrix de All Along The Watchtower, sin duda uno de los mejores covers de la historia del rock: «Realmente me abrumaba. (…) Tomé licencia con la canción de su versión, de hecho, y continúo haciéndolo hasta el día de hoy»[7]. Tampoco es ajeno el caso de los Byrds y su proverbial Mr. Tambourine man. Dylan, al oírla, alcanzó a musitar «si hasta se puede bailar» e inmediatamente dejó a un lado su guitarra de palo, para meses después encaramarse al escenario, armado con instrumentos eléctricos, revolucionando todo el panorama del folk rock de ese entonces. Este par de ejemplos parecen confirmar que Dylan nunca ha sido ajeno a la crítica ni mucho menos y nos da una idea de cómo una buena versión puede hacer que el propio creador le dé una nueva mirada a su obra. Entre mis favoritos dylanescos se encuentran:




Manfred Mann's Earth Band, cuyo nombre provenía de su principal miembro y fundador, el tecladista sudafricano Manfred Mann, fue en sus inicios, un grupo de R & B conocido por tocar un tipo de pop moldeado para las listas de éxitos. Sin embargo, gracias al ir y venir de sus miembros, la banda sufrió múltiples cambios y se ubicó entre los actos más polifacéticos de la llamada «invasión británica» de ambas décadas (1960-1970). Fue en 1972, con su disco homónimo, cuando los fanáticos del rock progresivo volcaron su interés en el trabajo de la «Earth Band». En 1973 presentaban el álbum Solar Fire, un disco conceptual con temática cosmológica, cuya introducción es una versión muy personal de la cuasi mística Father of Night, Father of Day, de Bob Dylan, un tema que originalmente duraba un minuto y medio y que, en manos de los Manfred, se torna en una compleja pista de rock, gospel y psicodelia que incorpora un jam en el medio. Una visión realmente estremecedora y oscura.




It 's All Over Now, Baby Blue es una de las canciones más dulces y sensibles de Dylan, así como una de las más versionadas por diversas bandas y estilos.

Entre las más interesantes se encuentran la garagera versión de los Chocolate Watchband,



…la potente interpretación de los Them (a cargo de Van Morrison y sampleada por Beck)



…o la atípica adaptación de los 13th Floor Elevators.




Y para cerrar esta primera parte, incluyo esta canción, de 1965, revisada por Al Kooper; multinstrumentista, compositor, productor, cantante, y, sobre todo, un fanático confeso de Dylan, con quien ya había colaborado en varios proyectos (fue el tecladista en la mítica Like a Rolling Stone» y pieza clave en el álbum Highway 61 Revisited). Kooper era un incansable artista que nunca pudo quedarse quieto, es conocido por crear la super banda Blood, Sweat and Tears, pioneros en la fusión del rock y el jazz, ser productor de los Lynyrd Skynyrd, así como quien redescubriera y rescatara del olvido a Odyssey and the Oracle, la obra cumbre de los Zombies y una de las joyas más brillantes de la psicodelia. Entre muchos de sus múltiples proyectos se encontraba la formación, en 1969, de uno de los más legendarios y efímeros tríos del rock, Bloomfield, Kooper and Stills, junto los guitarristas Mike Bloomfield y Stephen Stills, quienes incluirían este tema en su único álbum, Supersession. Como nota curiosa, éste se ubica justo antes de su canción más reconocida, una magnífica interpretación de Season of the Witch, del escocés Donovan, un músico que, durante mucho tiempo fue considerado «la respuesta británica a Bob Dylan[8]».



bottom of page