Aquello que consideramos bueno o malo es, ante todo, una experiencia emocional. Por eso la comunicación y la empatía juegan un papel fundamental en la creación de una moral: no podemos experimentarlo todo en el mundo, así que debemos escuchar a quienes sí lo han hecho.
Irreversible, de Gaspar Noé, nos brinda esa posibilidad y pone a prueba nuestras bases morales: ¿Cuánto de aquello que consideramos bueno o malo lo hacemos con plena conciencia? A través de la representación de crímenes horribles, nos obliga a plantearnos nuestra posición sobre diferentes temas; cuando nuestras emociones se conmueven, es necesario tomar partido.
Esta experiencia representa la diferencia entre creer que algo es malo porque así nos lo han dicho, y hacerlo con plena convicción porque lo hemos vivido —o sido partícipes del sufrimiento de quienes sí lo han hecho—. A esto podemos llamarlo ‘educación moral’, porque ofrece la posibilidad de tomar una decisión informada sobre temas de los que normalmente no conocemos. ¿Por qué esto es importante? Porque una decisión informada y basada en una experiencia personal tiene mucha más fuerza que una decisión basada en la opinión ajena. Si queremos vivir en un mundo con sólidas bases morales, primero es importante creer en ellas, no solo para ponerlas en práctica, sino también para defenderlas.
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