Narrativa

Viajes
Idania Machado
Número revista:
Huacos
En un hoyo del Pichincha, en Ecuador, eché las cenizas de mi madre. De su piel negrísima y bella, de su metro setenta y ocho de estatura me dieron una bolsa de apenas dos kilos. En ese hoyo, junto con ella, se fue un poco de mi abuela, de mi bisabuela y de mi tatarabuela la que arrancaron de El Congo. Del continente a la Isla, de la Isla a Sudamérica. Mi tatarabuela pensó morir en El Congo y que la enterrarían en un ritual con tambores y mucho baile. Yo le puse a mi mamá canciones de Lola Flores porque era fanática de la música española. Quizá el aragonés dejó algo más que el crespón.

Memorias de un cuerpo fraccionado
Pamela Rovayo López
Número revista:
Huacos
COLUMNA
No quería ser como el tallo de las plantas que se enderezan con la luz del sol y florecen; más bien, quería ser como caparazón de tortuga, como concha de caracol, curva y fuerte para proteger el resto de mi cuerpo del castigo y del agua fría de la ducha de una vez por semana. Así mi espalda tomó la forma de una joroba protectora para salvaguardar el cuerpo de las miradas de los viejos morbosos del barrio y para protegerme de todo lo que podía caerme encima.

Las niñas y los perros somos parte del reino animal
Daniela Dávila
Número revista:
Huacos
...Y, de repente, en pleno apogeo de mi pandilla de niñes salvajes, mi cuerpo menstruó para recordarme que había nacido en este cuerpo. Esa tarde, sentada en el inodoro de mi casa, lloré diciéndole a mi madre y diciéndome a mí misma que no quería sufrir por amor, que no quería ser mujer, que no quería tener sexo, que no quería ser madre. Pensaba en las perritas en celo y luego de parir: solas, con sus desdichadas tetas, hinchadas y colgantes.

Cuestionario sobre la salud del paciente
Adriana Borja Enríquez
Número revista:
Huacos
Mi padre solía señalar la parte superior de su oreja; decía que su madre le arrancó un pedazo con sus largas uñas, cuando era niño. Desde que nací, a mí me falta el mismo pedazo, en la misma oreja. Con los años, entiendo que las versiones de la infancia son parte de una novela que nos contamos, según nos la cuentan.

La silla vacía
Luis Humberto Crosthwaite
Número revista:
9
No hay Frontera si no existe la necesidad de cruzar. Existen los cercos para mantener afuera lo que no se desea adentro, cierto; pero esas barreras no tendrían razón de ser, un sentido, si alguien no intentara cruzarlas. O sea, el límite prevalece porque hay quien desea traspasarlo. Toda Frontera existe solo en la imaginación del que desea franquearla. Es un invento del que vive enfrentándose a ella. Un binomio perfecto.





